Regnum Christi España

Carta de Gloria Rodríguez | Las consagradas del Regnum Christi, rumbo al 50 aniversario de su fundación

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El 8 de diciembre de 1969 se consagraron en el Regnum Christi Margarita Estrada y Graciela y Guadalupe Magaña, y poco después Patricia Bannon y Fátima Portillo.

Las consagradas del Regnum Christi están, por tanto, en el año jubilar de preparación al 50 aniversario de su fundación.

 

Ellas cinco han sido las iniciadoras de una forma de consagración a Cristo que el pasado 25 de noviembre ha recibido por parte de la Iglesia el decreto de erección canónica como Sociedad de Vida Apostólica. Con motivo de este aniversario, Gloria Rodríguez, directora general de las consagradas, ha escrito una carta en la que convoca a esta celebración que tiene entre sus ejes principales hacer memoria de su historia, pedir perdón a quien haya resultado herido a lo largo de este tiempo, celebrar la comunión con las demás vocaciones del Regnum Christi, vivir con esperanza el futuro e invitar a todas las consagradas a la celebración de este medio siglo de historia.

 

A lo largo de este año de preparación, explica Gloria, “recordamos la fe de nuestras primeras hermanas y agradecemos de modo especial por su respuesta generosa a lo que vieron que Dios les pedía en ese momento; por haberse lanzado sin tener claro lo que vendría más adelante y por haber perseverado hasta hoy, enseñándonos con su testimonio lo esencial de nuestra vocación”.

 

Se trata de un periodo especial, por tanto, para “hacer memoria de nuestra historia: los inicios, los años de crecimiento, los momentos de purificación, el reciente proceso de renovación”, pero también recordar a todas las personas que son parte de nuestra historia: “Las que están entre nosotras, las que han partido a la casa del Padre y las que han seguido otros caminos”.

 

Perdón por las heridas

Ahora bien, también es una especial oportunidad para “pedir perdón a quienes a lo largo de nuestra historia han sido heridas, ya sea porque no hemos sabido valorar la riqueza del aporte personal y la diversidad, o no hemos sido capaces de expresar escucha y comprensión en momentos difíciles; porque a veces nos equivocamos en nuestras opciones formativas o por otros motivos que hayan sido causa de sufrimiento”. Gloria no oculta que sus palabras no pueden sanar esas heridas, “pero quisiera que fueran expresión de la oración que ofrezco por cada una a Aquél ‘por cuyas heridas hemos sido curados’, y que la oración alivie en alguna medida su dolor y abra a un camino de reconciliación”.

 

Un carisma compartido

A lo largo de su carta, la directora de las consagradas también hace referencias a la comunión que se vive en el Regnum Christi: “Dios nos ha querido regalar un carisma común, que hemos compartido con los Legionarios de Cristo, los Laicos Consagrados y los laicos” del Regnum Christi. Cada uno, desde su vocación, explica, “es un compañero de camino en la búsqueda de la santidad, en llevar adelante la misión y profundizar en nuestra identidad”. Dentro de ese camino, hace especial mención a los Legionarios de Cristo, a los que quiere transmitir “mi gratitud y el reconocimiento por el gran bien que nos han hecho”.

 

Finalmente, y haciendo referencia al presente, Gloria Rodríguez señala que “vivimos un momento particular de gracia, de crecimiento y de profundización en nuestra identidad como rama y dentro del Regnum Christi”. Es más, explica que “vivimos un momento de discernimiento y proyección, en el cual empezamos a vislumbrar la amplitud de nuestro horizonte apostólico al servicio de la Iglesia y del mundo”. Y ante los desafíos que se presentan “queremos vivirlos como oportunidades para continuar creciendo en el amor a nuestra vocación y para ofrecer una respuesta cada vez más sólida y madura a lo que Dios nos llama en cada momento”.

 

La carta concluye animando a celebrar este acontecimiento con las iniciativas que en cada territorio se consideren oportunas, a la que vez que propone algunas a nivel general como el que, por comunidades, las consagradas elijan algún acto de piedad en el que se unan los días 8 de cada mes, o definan algún otro modo para agradecer a Dios y celebrar en comunidad, así como para finalizar el jubileo, “nos uniremos desde el lugar en el que cada una esté, para renovar por devoción nuestros votos en la misa del 8 de diciembre de 2019”.

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