Como sacerdote que es, le pedimos que nos dé una Palabra de Dios para este momento. Y esta es su palabra, inspirada en el salmo 27 (26). ¡Muchas gracias, Padre!
“El Salmo reza: ‘Espera en el Señor, ten ánimo, se valiente, espera en el Señor’. El dolor físico y moral, la incertidumbre, la ansiedad, el temor… son diversos tipos de sufrimiento que en estos días nos embargan. El alma creyente se refugia en Dios: ¡clama, gime, protesta, suplica, llora! Reza más que nunca.
El sufrimiento orante y creyente abre camino a la esperanza, a ensanchar el corazón. Y esto requiere valentía, grandeza de corazón, magnanimidad (lo contrario de la pusilanimidad), que cuando está impregnada de fe en la misericordia de Dios se convierte en solidaridad y en amor.
Quien vive en el Espíritu Santo, vive la esperanza y sabe que con Él lo mejor está por venir.
Invoquemos al Espíritu Santo en estos días con más fuerza que nunca, para que venga con Él el crecimiento de las virtudes teologales y nos convirtamos en luces puestas sobre el candelero”.
