El retiro se llevó a cabo en la Parroquia Mártires Valencianos con la idea de que los jóvenes de la sección la conozcan y para ir, poco a poco, invitando a los grupos de jóvenes de la parroquia a participar en este tipo de actividades.
El retiro fue predicado por el P. Sebastián Rodríguez, L.C., director de la sección de jóvenes. En sus palabras les habló de la importancia de analizar el año pasado y les invitó a tener metas concretas para iniciar este nuevo año que comienza. Además de la reflexión del Evangelio, facilitó a los jóvenes un folleto con preguntas donde, en un ambiente de oración con el Santísimo expuesto, fueron respondiéndolas para llegar a metas concretas para iniciar este nuevo año solar.
Paula Ferriol, chica del equipo de 1º de bachillerato, nos comenta que “lo que me motivó a madrugar un día sábado para ir a un retiro, es que cuando tú das un poco, Dios te lo va a recompensar por mil. Y me ayudó mucho el retiro para poder pensar sobre muchas cosas que cuando estas en tu día a día no piensas”.
Compromiso con los necesitados
Al terminar el retiro, los jóvenes comenzaron a preparar los bocatas y aguas, así como los lugares de reparto en la zona del Cabañal de Valencia. “Lo que sentí cuando le di un bocata a los necesitados fue alegría -nos cuenta la misma Paula Ferriol-, porque sabes que van a poder comer durante ese día y ves lo contentos que se ponen. Y también pensar en lo agradecida que estoy con Dios por haberme dado una vida así”.
Por su parte, la universitaria Blanca Orón, miembro de otro equipo del Reino, nos dio su impresión al tener una mañana dedicada a Dios tanto en el retiro como en el apostolado: “¡Que la vida en el Amor es una locura! ¡Jesús nos llama, nos invita cada segundo a irradiar su Amor! Él, el único capaz de colmar nuestra sed, se hace mendigo de nuestro amor. ¡Es increíble, pero que verdad!”. Y continúa: “Una de las personas con las que estuvimos hablando al darle el bocadillo nos dijo ‘¡qué bueno!’, pero al hablarle de Jesús, al sonreírle y mirarle con amor, su sonrisa se le salía por la mascarilla, estaba feliz, sonreía y daba gracias con un brillo en los ojos que no pude dudar que ahí estaba Jesús”.
