Jueves 12 de noviembre de 2020
LUGAR de retransmisión: Capilla de adoración perpetua. Hora Santa de jóvenesRC abierta a todos. Barcelona
HORA: 20:40h.

Oración inicial

Señor Jesús, al prepararnos para celebrar tu fiesta como Rey del universo queremos abrir nuestro corazón para decir ¡Venga tu Reino! Danos la gracia de identificarnos plenamente contigo para que pronunciemos tu palabra con nuestra vida. Para que seas tú quien ame, ore y obre en nosotros haciendo presente tu Reino en nuestro corazón, en el de los hombres y en la sociedad.

«El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en el evangelio». (Mc 1,15)

Celebrar la fiesta de Cristo Rey es abrir las puertas del corazón para decir ¡Venga tu Reino! Y decir ¡Venga tu Reino! significa, en primer lugar, reconocer el señorío de Cristo, creer en su palabra, tener esperanza en la vida nueva que nos trae, en ese reino prometido que es el destino para el cual fuimos creados. Decir ¡Venga tu Reino! significa invitar a Cristo a tomar posesión de nuestra vida, convertirnos, dejarnos transformar, y ser también nosotros testimonio de su amor.

Oración final
Dios mío, abre mi corazón y transfórmalo. Ayúdame a acoger el don de tu Reino en mi vida para que, cada día, pueda decir:

Señor Jesús
Te entrego mis manos para hacer tu trabajo.
Te entrego mis pies para seguir tu camino.
Te entrego mis ojos para ver como tú ves.
Te entrego mi lengua para hablar tus palabras.
Te entrego mi mente para que tú pienses en mí.
Te entrego mi espíritu para que tú ores en mí.

Sobre todo te entrego mi corazón para que en mí ames a tu Padre y a todos los hombres.
Te entrego todo mi ser para que crezcas tú en mí, para que seas tú, Cristo, quien viva, trabaje y ore en mí.

Amén.

Cristo Rey nuestro, ¡Venga tu Reino!

Viernes 13 de noviembre de 2020
LUGAR de retransmisión:Cumbres School. Valencia
HORA:9:20h.

Oración inicial
Señor Jesús, al prepararnos para celebrar tu fiesta como Rey del universo queremos abrir nuestro corazón para decir ¡Venga tu Reino! Danos la gracia de identificarnos plenamente contigo para que pronunciemos tu palabra con nuestra vida. Para que seas tú quien ame, ore y obre en nosotros haciendo presente tu Reino en nuestro corazón, en el de los hombres y en la sociedad.

«Pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna.» (Juan 4:14)

El Reino de Dios es un don que colma los anhelos más profundos del corazón. Decir ¡Venga tu Reino! expresa el deseo de salvación, de amor, de vida y de libertad que late en el fondo de todo corazón humano y en el corazón de Dios. Jesucristo también tiene sed de nosotros… está ansioso de saciar la sed de agua viva que tiene nuestro corazón. ¡Pidámosle de beber! Y con San Agustín digamos: «Nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti».

Oración final
Dios mío, abre mi corazón y transfórmalo. Ayúdame a acoger el don de tu Reino en mi vida para que, cada día, pueda decir:

Señor Jesús
Te entrego mis manos para hacer tu trabajo.
Te entrego mis pies para seguir tu camino.
Te entrego mis ojos para ver como tú ves.
Te entrego mi lengua para hablar tus palabras.
Te entrego mi mente para que tú pienses en mí.
Te entrego mi espíritu para que tú ores en mí.

Sobre todo te entrego mi corazón para que en mí ames a tu Padre y a todos los hombres.
Te entrego todo mi ser para que crezcas tú en mí, para que seas tú, Cristo, quien viva, trabaje y ore en mí.

Amén.

Cristo Rey nuestro, ¡Venga tu Reino!

Sábado 14 de noviembre de 2020
LUGAR de retransmisión: Fundación Altius. Madrid. Víspera del día del pobre.
HORA: 11:30h.

Oración inicial
Señor Jesús, al prepararnos para celebrar tu fiesta como Rey del universo queremos abrir nuestro corazón para decir ¡Venga tu Reino! Danos la gracia de identificarnos plenamente contigo para que pronunciemos tu palabra con nuestra vida. Para que seas tú quien ame, ore y obre en nosotros haciendo presente tu Reino en nuestro corazón, en el de los hombres y en la sociedad.

«Y la Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria (la gloria que corresponde al unigénito del Padre), llena de gracia y de verdad». (Jn 1, 14)

El misterio del Reino es el cumplimiento de la promesa de salvación de Dios. Ante el engaño del pecado Dios sale al encuentro del hombre y le promete un redentor: un pastor que guíe a su rebaño, un Rey que lo gobierne, un esposo que se entregue a su pueblo y sea uno con él. En Jesucristo, Dios no solo cumple su palabra, nos da su palabra: su hijo amado, el verbo encarnado.

El misterio del Reino tiene hoy el mismo poder transformador, la misma actualidad y belleza que tuvo hace dos mil años. Está tan cerca hoy como el domingo de la Resurrección de Jesucristo, tan dentro de nosotros como en el primer Pentecostés.

Oración final
Dios mío, abre mi corazón y transfórmalo. Ayúdame a acoger el don de tu Reino en mi vida para que, cada día, pueda decir:

Señor Jesús
Te entrego mis manos para hacer tu trabajo.
Te entrego mis pies para seguir tu camino.
Te entrego mis ojos para ver como tú ves.
Te entrego mi lengua para hablar tus palabras.
Te entrego mi mente para que tú pienses en mí.
Te entrego mi espíritu para que tú ores en mí.

Sobre todo te entrego mi corazón para que en mí ames a tu Padre y a todos los hombres.
Te entrego todo mi ser para que crezcas tú en mí, para que seas tú, Cristo, quien viva, trabaje y ore en mí.

Amén.

Cristo Rey nuestro, ¡Venga tu Reino!

Domingo 15 de noviembre de 2020
LUGAR: Noviciado de los Legionarios de Cristo. Madrid.
HORA:12:00h.

Oración inicial
Señor Jesús, al prepararnos para celebrar tu fiesta como Rey del universo queremos abrir nuestro corazón para decir ¡Venga tu Reino! Danos la gracia de identificarnos plenamente contigo para que pronunciemos tu palabra con nuestra vida. Para que seas tú quien ame, ore y obre en nosotros haciendo presente tu Reino en nuestro corazón, en el de los hombres y en la sociedad.

… «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor». Mateo, 20, 25-26

Con su vida, muerte y resurrección Jesús anuncia y hace presente el misterio del Reino. Con su vida humilde y obediente nos enseña a entrar y a vivir en este Reino. Con sus palabras sencillas y llenas de autoridad nos muestra cómo nace, crece y actúa en medio de nosotros. Con sus milagros, nos demuestra que su misericordia es mayor que todas nuestras miserias y que el amor siempre reina sobre el mal. Con su muerte nos muestra que el verdadero significado de reinar es servir y que su amor por nosotros es tan grande que tiene como trono una cruz, donde se entrega por nuestra salvación. En su resurrección nos demuestra que tiene el poder sobre el pecado y la muerte y que su Reino no es un proyecto o un ideal, sino algo concreto, real, personal y accesible.

Oración final
Dios mío, abre mi corazón y transfórmalo. Ayúdame a acoger el don de tu Reino en mi vida para que, cada día, pueda decir:

Señor Jesús
Te entrego mis manos para hacer tu trabajo.
Te entrego mis pies para seguir tu camino.
Te entrego mis ojos para ver como tú ves.
Te entrego mi lengua para hablar tus palabras.
Te entrego mi mente para que tú pienses en mí.
Te entrego mi espíritu para que tú ores en mí.

Sobre todo te entrego mi corazón para que en mí ames a tu Padre y a todos los hombres.
Te entrego todo mi ser para que crezcas tú en mí, para que seas tú, Cristo, quien viva, trabaje y ore en mí.

Amén.

Cristo Rey nuestro, ¡Venga tu Reino!

Lunes 16 de noviembre de 2020
LUGAR: Comunidad de consagradas en formación desde la Facultad de Teología de San Dámaso. Madrid
HORA:10:55h.

Oración inicial
Señor Jesús, al prepararnos para celebrar tu fiesta como Rey del universo queremos abrir nuestro corazón para decir ¡Venga tu Reino! Danos la gracia de identificarnos plenamente contigo para que pronunciemos tu palabra con nuestra vida. Para que seas tú quien ame, ore y obre en nosotros haciendo presente tu Reino en nuestro corazón, en el de los hombres y en la sociedad.

«El Reino de Dios está en medio de ustedes» (Lc 17, 21)

Jesucristo es el Reino en persona. En Él se unen lo humano y lo divino y se restaura la armonía de la creación. Por Él, todo lo que es humano puede ser tocado y vivificado por lo divino. Con Él, el Reino de Dios se hace presente entre nosotros. Subrayar que Jesús mismo es el Reino de Dios significa celebrar que vivimos por alguien, no por algo. El Reino es una persona divina con corazón humano, que me conoce y me quiere, que “me amó y se entregó por mí” (Gal 2,20), con la que puedo entrar en contacto, en diálogo, en colaboración.

Oración final
Dios mío, abre mi corazón y transfórmalo. Ayúdame a acoger el don de tu Reino en mi vida para que, cada día, pueda decir:

Señor Jesús
Te entrego mis manos para hacer tu trabajo.
Te entrego mis pies para seguir tu camino.
Te entrego mis ojos para ver como tú ves.
Te entrego mi lengua para hablar tus palabras.
Te entrego mi mente para que tú pienses en mí.
Te entrego mi espíritu para que tú ores en mí.

Sobre todo te entrego mi corazón para que en mí ames a tu Padre y a todos los hombres.
Te entrego todo mi ser para que crezcas tú en mí, para que seas tú, Cristo, quien viva, trabaje y ore en mí.

Amén.

Cristo Rey nuestro, ¡Venga tu Reino!

Martes 17 de noviembre de 2020
LUGAR de retransmisión: Comunidad de Laicos Consagrados. Madrid.
HORA:10:00.

Oración inicial
Señor Jesús, al prepararnos para celebrar tu fiesta como Rey del universo queremos abrir nuestro corazón para decir ¡Venga tu Reino! Danos la gracia de identificarnos plenamente contigo para que pronunciemos tu palabra con nuestra vida. Para que seas tú quien ame, ore y obre en nosotros haciendo presente tu Reino en nuestro corazón, en el de los hombres y en la sociedad.

«Mi reino no es de este mundo» (Juan 18:36)

El Reino de Dios está presente y crece en este mundo, pero no alcanza su plenitud en él. Decir ¡Venga tu Reino! significa abrir la mente y el corazón a un misterio que se realiza por la acción de la Santísima Trinidad y que tiene su culmen en el cielo. Es el reino del Padre que ha entrado en el mundo con Cristo, que, por obra del Espíritu Santo, se desarrolla en el hombre y en el mundo para volver al seno del Padre, en la gloria de los Cielos (Cf. Juan Pablo II, audiencia general 4/09/1991)

Es un Reino que desafía la lógica de este mundo. Su gloria y su poder se revelan en la humildad de los pobres y en la humillación de la cruz. Hace grandes a los pequeños y primeros a los últimos. Si se le abre la puerta, puede estar presente en medio de las mayores miserias y oscuridades del ser humano, pero se oculta a los soberbios que cierran el corazón.

Oración final
Dios mío, abre mi corazón y transfórmalo. Ayúdame a acoger el don de tu Reino en mi vida para que, cada día, pueda decir:

Señor Jesús
Te entrego mis manos para hacer tu trabajo.
Te entrego mis pies para seguir tu camino.
Te entrego mis ojos para ver como tú ves.
Te entrego mi lengua para hablar tus palabras.
Te entrego mi mente para que tú pienses en mí.
Te entrego mi espíritu para que tú ores en mí.

Sobre todo te entrego mi corazón para que en mí ames a tu Padre y a todos los hombres.
Te entrego todo mi ser para que crezcas tú en mí, para que seas tú, Cristo, quien viva, trabaje y ore en mí.

Amén.

Cristo Rey nuestro, ¡Venga tu Reino!

Miércoles 18 de noviembre de 2020
LUGAR de retransmisión: Juventud y Familia Misionera, Madrid.
HORA:13:00 p.c.

Oración inicial
Señor Jesús, al prepararnos para celebrar tu fiesta como Rey del universo queremos abrir nuestro corazón para decir ¡Venga tu Reino! Danos la gracia de identificarnos plenamente contigo para que pronunciemos tu palabra con nuestra vida. Para que seas tú quien ame, ore y obre en nosotros haciendo presente tu Reino en nuestro corazón, en el de los hombres y en la sociedad.

«Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer». (Juan 15, 5)

Para que Jesús pueda reinar en nuestro corazón es necesario que le abramos la puerta y nos dejemos redimir por su amor. Mostrarle a Cristo nuestras heridas es darle oportunidad de transformarnos con su gracia. El Reino no es una conquista personal, es un don gratuito que se acoge con humildad y vigilancia. Permitir que Jesús reine en nuestro corazón implica también decir no a todas las fuerzas que se oponen al amor, significa pedirle que sea su Sagrado Corazón quien gobierne toda nuestra vida. Y para ello debemos permanecer unidos a Él como el sarmiento a la vid, dejándonos encontrar por su amor en el evangelio, en la Eucaristía, en la cruz y en el prójimo. (Cf. EFRC 12).

Oración final
Dios mío, abre mi corazón y transfórmalo. Ayúdame a acoger el don de tu Reino en mi vida para que, cada día, pueda decir:

Señor Jesús
Te entrego mis manos para hacer tu trabajo.
Te entrego mis pies para seguir tu camino.
Te entrego mis ojos para ver como tú ves.
Te entrego mi lengua para hablar tus palabras.
Te entrego mi mente para que tú pienses en mí.
Te entrego mi espíritu para que tú ores en mí.

Sobre todo te entrego mi corazón para que en mí ames a tu Padre y a todos los hombres.
Te entrego todo mi ser para que crezcas tú en mí, para que seas tú, Cristo, quien viva, trabaje y ore en mí.

Amén.

Cristo Rey nuestro, ¡Venga tu Reino!

Jueves 19 de noviembre de 2020
LUGAR de retransmisión:Familias de laicos Regnum Christi. Bilbao
HORA:10:00h.

Oración inicial
Señor Jesús, al prepararnos para celebrar tu fiesta como Rey del universo queremos abrir nuestro corazón para decir ¡Venga tu Reino! Danos la gracia de identificarnos plenamente contigo para que pronunciemos tu palabra con nuestra vida. Para que seas tú quien ame, ore y obre en nosotros haciendo presente tu Reino en nuestro corazón, en el de los hombres y en la sociedad.

«Paz a ustedes; como el Padre me ha enviado, así también Yo los envío». Jn 20, 21

Jesús, el apóstol del Padre, sale a nuestro encuentro, nos revela el amor de su corazón, nos reúne, nos forma, nos acompaña y nos envía (Cf. EFRC 8) para que seamos también nosotros apóstoles de su Reino. Ayudar a otros a descubrir el don del Reino es prestar nuestra humanidad a Jesús, para que a través de nosotros Él pueda salir al encuentro del hombre de hoy para manifestarle su amor y salvarlo.

Oración final
Dios mío, abre mi corazón y transfórmalo. Ayúdame a acoger el don de tu Reino en mi vida para que, cada día, pueda decir:

Señor Jesús
Te entrego mis manos para hacer tu trabajo.
Te entrego mis pies para seguir tu camino.
Te entrego mis ojos para ver como tú ves.
Te entrego mi lengua para hablar tus palabras.
Te entrego mi mente para que tú pienses en mí.
Te entrego mi espíritu para que tú ores en mí.

Sobre todo te entrego mi corazón para que en mí ames a tu Padre y a todos los hombres.
Te entrego todo mi ser para que crezcas tú en mí, para que seas tú, Cristo, quien viva, trabaje y ore en mí.

Amén.

Cristo Rey nuestro, ¡Venga tu Reino!

Viernes 20 de noviembre de 2020
LUGAR de retransmisión: Una familia de Córdoba: el matrimonio, -se van a incorporar como laicos al Regnum Christi próximamente-, y sus hijos, que son miembros de ECYD y RC.
HORA:17:00h.

Oración inicial
Señor Jesús, al prepararnos para celebrar tu fiesta como Rey del universo queremos abrir nuestro corazón para decir ¡Venga tu Reino! Danos la gracia de identificarnos plenamente contigo para que pronunciemos tu palabra con nuestra vida. Para que seas tú quien ame, ore y obre en nosotros haciendo presente tu Reino en nuestro corazón, en el de los hombres y en la sociedad.

«Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia». (Juan 10, 10).

Hacer presente el Reino de Cristo en la sociedad es ser «luz del mundo» y «sal de la tierra». (Mt 5, 13-16). Es impregnar del amor de Cristo todas las realidades que tocan al hombre para hacer de la tierra un hogar digno de los hijos de Dios. El Reino de Cristo es un reino de abundancia, el único capaz de saciar la sed del corazón humano. Que a ejemplo de los santos seamos también nosotros testigos de Cristo en un mundo que clama a gritos ser transfigurado por el amor.

Oración final
Dios mío, abre mi corazón y transfórmalo. Ayúdame a acoger el don de tu Reino en mi vida para que, cada día, pueda decir:

Señor Jesús
Te entrego mis manos para hacer tu trabajo.
Te entrego mis pies para seguir tu camino.
Te entrego mis ojos para ver como tú ves.
Te entrego mi lengua para hablar tus palabras.
Te entrego mi mente para que tú pienses en mí.
Te entrego mi espíritu para que tú ores en mí.

Sobre todo te entrego mi corazón para que en mí ames a tu Padre y a todos los hombres.
Te entrego todo mi ser para que crezcas tú en mí, para que seas tú, Cristo, quien viva, trabaje y ore en mí.

Amén.

Cristo Rey nuestro, ¡Venga tu Reino!