Este día recuerda que en la parroquia nacemos a la fe y en ella descubrimos que somos una familia dentro de otra gran familia, la de los hijos de Dios. Por eso, una vez al año se celebra de una manera especial ese sentimiento y recordamos lo importante que es poner lo que somos al servicio de los demás.
La Conferencia Episcopal ha explicado que el lema recuerda que “juntos, como familia, logramos una parroquia activa que responde a la llamada de Dios. Juntos somos Iglesia Diocesana, poniendo todo lo que somos al servicios de los otros y colaborando juntos llevamos a cabo la labor de la Iglesia. Juntos logramos una parroquia viva, comprometida, apasionada por Jesucristo y entregada a los demás”.
Otra de las ideas de este día es invitar a los cristianos a colaborar para hacer una parroquia más comprometida, más cercana y entregada a los demás. Una participación en la que cada uno aporta según sus posibilidades y sus circunstancias: su tiempo, sus cualidades, su oración, un donativo… Se trata de que poner lo que somos al servicio de los otros y en la Iglesia.