Ana y Belén, profesoras de colegio RMSI: “El Camino de Santiago es absolutamente educativo, tanto en el campo de la fe como en el profesional”
LomásRC
Ana de Erausquin y Belén Cespedosa son profesoras de 4ºESO en el colegio Real Monasterio de Santa Isabel, de Matemáticas y de Historia, respectivamente. Ana no había hecho nunca el Camino, pero Belén sí, aunque era la primera vez que iba con estudiantes. “Es esencial para el crecimiento de los alumnos que puedan vivir una realidad tan concreta y necesaria como el cansancio, como la incomodidad, como la sencillez en la ropa… sobre todo para que vayan comprendiendo que el Señor solo les quiere a ellos como son, sin fachadas, sin exigencias, sin perfecciones…”.
Además de una formación espiritual también hay una formación humana, como nos destaca Judith, una de las alumnas: “Te llevas contigo momentos muy especiales, como estar caminando una de las etapas y tan solo pensar ‘no puedo más’, ‘estoy muy cansada, no voy a llegar’… y de repente tienes a tu lado compañeros optimistas, que te animan a seguir y te sacan una sonrisa, a pesar de ‘no poder más”.
Ver esta publicación en Instagram
Una publicación compartida de Col·legi Reial Monestir Santa Isabel Barcelona (@rmsantaisabel)
¿Qué objetivos busca este colegio Regnum Christi al organizar y dirigir esta peregrinación a Santiago de Compostela con sus alumnos? ¿Qué virtudes o valores se persiguen?
El Camino de Santiago es absolutamente educativo, y como tal se lo queremos proponer a nuestros alumnos justo en un año en el que se tendrán que enfrentar a grandes decisiones, tanto en la fe, tienen que hacer la confirmación, como en los profesional: deben elegir el Bachillerato orientado a lo que quieran estudiar en la Universidad. Para ellos, la vida comienza a exigir implicarse, elegir y vivir siendo protagonista de ella.
Nos parece esencial comenzar el curso haciendo el Camino de Santiago con los alumnos porque en un entorno natural y muy sencillo como es caminar hacia Santiago, pueden aprender grandes cosas para la vida: caminar con la mochila a cuestas asumiendo las consecuencias que tiene llevar una mochila más pesada por haber incluido más de lo necesario, descubriendo que no hace falta llevar diez camisetas para cinco días, ni el secador del pelo, ni la plancha… o tener que aceptar que llueve y estamos empapados y nos duelen los pies y sin embargo, seguimos caminando hacia Santiago… juntos.
Creemos necesario, para el crecimiento de nuestros alumnos, que pasen por una experiencia así de conocerse a ellos mismos, de superarse, de acoger y aprender a tolerar la frustración, de poder conocerse y caminar con otros compañeros que quizás en el contexto del colegio no se habían parado a conocer…
Como responsables de esta peregrinación, ¿cuál ha sido el mayor reto que habéis enfrentado y cómo creéis que ha influido en el crecimiento de los alumnos?
En el Camino nos llovió un montón en especial el último día que es justo la etapa más larga (33 kilómetros) además de añadir el cansancio de todo el resto de días. Como reto nos ha parecido importante animar a nuestros alumnos a no abandonar a la mínima que empieza a exigir más de nosotros el Camino. Animarles a que merece la pena seguir caminando, a que la vida no va de vivir cómodos viendo una serie tirados en el sofá y proponerles una vida que tenga que ver más con una aventura que con hacer “lo que menos esfuerzo me exija y más rápido me permita llegar al objetivo”.
En el fondo, nos parecía un reto invitarles a conocer que no merece la pena tener miedo al sufrimiento, al esfuerzo y, por tanto, al cansancio que se hacía patente cuando dolían los pies y llovía, a salir de uno mismo y aprender a no llegar el primero si no llegar juntos, esperando al compañero que necesitaba pararse para atarse los cordones; a disfrutar del camino, del paisaje, de la conversación, de la compañía… de lo que sucediera durante el día, vaya.
El Camino nos ha propuesto muchos retos como responsables de nuestros alumnos, pero también ser testigos de gestos gratuitos entre ellos. Ver con sorpresa a alumnos que están acostumbrados a solo mirarse a ellos mismos cómo empiezan a fijarse en los demás, en su cansancio o cómo cuidaron el cumpleaños de uno de sus amigos cargando con el regalo que le traían desde Barcelona en la mochila para poder dárselo el tercer día del Camino que era su cumpleaños.
El tiempo nos dirá cuánto de lo que han vivido en el Camino ha formado parte de su crecimiento, pero sí creemos que el simple hecho de haber estado ahí a pesar de todo ya se lo llevan para la vida entera y saldrá a la luz cuando menos lo esperemos, cuando más lo necesite, de eso no tenemos ninguna duda. El Señor tiene sus tiempos… pero no da puntada sin hilo, eso es lo más evidente que vemos en el trabajo de educar a nuestros queridos alumnos adolescentes y si Él quiso que estuvieran ahí, por algo sería aunque nosotros no lleguemos a saber el porqué nunca.
¿Qué importancia tiene para vosotras, como educadoras de un colegio del Regnum Christi, acercar a los jóvenes a este tipo de experiencias religiosas y de esfuerzo personal?
Siendo realistas cada vez vivimos más en una sociedad donde va a menos hacer propuestas a adolescentes que tengan un carácter religioso, enseguida las ven como una pérdida de tiempo, como una experiencia que siempre tienen tiempo y no tienen prisa de vivir, y eso, a la larga, es un déficit que solo ellos vivirán las consecuencias… Nos parece esencial para su propio crecimiento que puedan vivir una realidad tan concreta y necesaria como el cansancio, como la incomodidad, como la sencillez en la ropa… sobre todo para que vayan comprendiendo que el Señor solo les quiere a ellos como son, sin fachadas, sin exigencias, sin perfecciones… por eso en el recorrido de los días incluíamos misa todas las tardes así como una adoración al Santísimo que permitiera poder mirarle de frente estando cansados, vestidos en chándal y en chanclas, doloridos…
Esta experiencia de tener cerca a Uno que les quiere aunque ellos no tengan nada que dar, aunque estén pobres o despistados o cansados o inquietos por los amigos y los deseos es una de las grandes experiencias que se llevan para toda la vida y esto es de las cosas que como tutoras del curso, nos parece esencial compartir con ellos e invitarles a vivirlo.
Por menos de dar esto a nuestros alumnos no querríamos ser profesoras.
- ÚLTIMAS NOTICIAS
- ÚLTIMAS NOTICIAS
- SÍGUENOS EN INSTAGRAM
- NOTICIAS RELACIONADAS
- NOTICIAS RELACIONADAS