Regnum Christi España

Barcelona | Rafa Cervera, ordenado diácono permanente: “Yo simplemente pensé: ¿Y tú qué vas a hacer?”

Rafa, con el P. Manuel Aromir, LC

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Rafa es miembro del Regnum Christi “de toda la vida”, está casado con Loles, tienen cuatro hijos y un nieto a punto de cumplir un año. Con su mujer siguen dando cursos prematrimoniales y es “una pasada, porque se han multiplicado: este año hemos hecho 15 y prácticamente todos personalizados”. El sábado 25 de mayo de 2024 ha sido ordenado diácono permanente, cuyos dos grandes pilares han sido su familia y su equipo del Reino.

Durante este curso, las diócesis de Barcelona, Tarrasa y Sant Feliú han tenido 40 personas en formación para ser diáconos permanentes, y de estas, nueve ya han sido ordenados. Rafa tiene algunas tareas encomendadas como diácono, entre ellas es el responsable de la Adoración al Santísimo y la Pastoral de la Salud en su parroquia, y realizar las ceremonias de exequias en algunos tanatorios de Barcelona. Para Rafa ser diácono permanente no es descuidar las responsabilidades familiares, al contrario, como les recordó el cardenal Omella en su ordenación “está claro que el primer Sacramento es el del matrimonio y eso conlleva la atención de toda la familia, la Iglesia doméstica”. También nos recuerda el ahora “el Regnum Christi me puede ‘utilizar’ un poquito más, porque si algún día se necesita un bautizo o una boda saben que pueden echar mano de un diácono…”.

 

Rafa, a la izquierda del Cardenal Omella, y en primer plano Loles y el resto de su familia
Rafa, a la izquierda del Cardenal Omella, y en primer plano Loles y el resto de su familia.

 

¿Qué te motivó a ordenarte diácono permanente y cómo influyó tu pertenencia al Regnum Christi en esta decisión?

Creo que iniciar el caminado del diaconado permanente fue simplemente el ser coherente con lo que te pasa en la vida. Vamos avanzando y nos vamos adentrando en el amor de Dios. Él nos invita a compartir su intimidad y esto va en aumento. Aquí juega un papel fundamental el Regnum Christi que sería muy fácil de explicar desde la figura del P. Joaquín Petit, L.C. Él nos casó a Loles y a mí (fuimos de sus primeras bodas) y 29 años más tarde me acompañó en la Catedral en mi ordenación diaconal.

«El sacerdote dijo que ya no habría Misa en ese horario al volver de un periodo vacacional que se iniciaba. Yo simplemente pensé: «¿Y tú qué vas a hacer?»

La última chispa de esa llamada llegó en una iglesia de Barcelona, donde fui a una Misa entre semana. Era viernes y, al acabar, el sacerdote dijo que ya no habría Misa en ese horario al volver de un periodo vacacional que se iniciaba. Yo simplemente pensé: «¿Y tú qué vas a hacer?»

 

¿Puedes describirnos cómo fue tu proceso de formación y preparación hasta tu ordenación?

El proceso de formación fue como subir El Carlit. Tú vas avanzando, pero lo ves muy lejos, pero lo ves… Es decir, la meta la tienes clara y eso me ha ayudado mucho. Tienes que estudiar el Bachillerato en Ciencias Religiosas (180 créditos), con lo que tienes que sacar horas donde no las hay. Además, cada mes tienes una mañana de formación específica del diaconado. Parece que no avanzas, pero lo vas haciendo… La Diócesis de Barcelona lo tiene muy bien organizado y tiene una Comisión que va realizando todo el seguimiento. Después haces prácticas en tu parroquia, lo cual también es muy enriquecedor.

 

Rafa Cervera con los miembros del equipo de Regnum Christi y algunos amigos que le acompañaron en la ordenación
Rafa Cervera, con los miembros del equipo de Regnum Christi y algunos amigos que le acompañaron en la ordenación.

 

¿Qué papel ha jugado tu familia en este camino? ¿Y tu equipo de Regnum Christi?

Pues mi familia y mi equipo del Regnum Christi han sido los dos grandes pilares en el proceso diaconal. La mujer tiene que aprobar y firmar ¡hasta tres veces! Cuando empiezas, cuando la Iglesia te anima a continuar tu formación de manera oficial y antes de la ordenación. Mis hijos, también. Yo hablé con ellos y les dije que si alguno no lo veía que no me embarcaba en el tema. Además, creo que es importante que sean mayores. Al menos yo, con hijos pequeños no hubiera podido realizar el proceso de formación ni ordenarme.

Hablé con mis hijos y les dije que si alguno no lo veía que no me embarcaba en el tema.

Está claro que el primer Sacramento es el del matrimonio y eso conlleva la atención de toda la familia, Iglesia doméstica como recordó el propio Cardenal Omella en la homilía del sábado.

 

En cuanto al equipo, pues todos asistieron a la ordenación y a la celebración posterior. Mi equipo son mis grandes amigos de toda la vida, con quienes he compartido cosas maravillosas y, por lo tanto, repito: pieza fundamental en todo este proceso.

 

¿Qué tareas tienes encomendadas como diácono permanente y dónde las realizas?

De momento continuaré en mi parroquia, la que está al lado de casa, San Eugenio I Papa. También colaboro con la que está al lado, El Pilar, porque ambas forman una asociación parroquial. Dentro de la parroquia ayudo a coordinar la Adoración al Santísimo que se lleva a cabo todos los lunes, desde las 9:30 hasta las 20:00 horas, especialmente el apartado del rezo de vísperas y recogida del Santísimo, que se hace antes de la Misa.

 

También dirijo la Pastoral de la Salud en la que estamos llevando la Comunión semanalmente a 20 enfermos o personas mayores. Fuera de la parroquia, colaboro con el secretariado de tanatorios, realizando ceremonias de exequias desde enero (con un permiso específico del Cardenal antes de ordenarme) y en la Pastoral del Deporte, que comenzó a nivel de Conferencia Episcopal Española hace poco más de dos años.

 

Rafa, con el P. Joaquín Petit, LC
Rafa, con el P. Joaquín Petit, LC, el sacerdote que le casó.

 

¿Cuál es tu visión para el futuro del diaconado permanente dentro de la Iglesia y del Regnum Christi?

El diaconado permanente es un signo de los tiempos. Entre las tres diócesis de Barcelona, Terrassa y Sant Feliu éramos este curso 40 diáconos permanentes en formación… Si nos remontamos a los Hechos de los Apóstoles, estos nombran a los siete primeros diáconos para «servir las mesas», para quitarles un trabajo que les permita centrarse más en su misión. Pienso que, trabajando juntos, presbíteros y diáconos pueden recorrer mucho más camino y servir a muchas más almas. Por ejemplo, el diácono lleva al enfermo la Comunión periódicamente, lo atiende, lo acompaña y, si es necesario, el presbítero está listo para asistirlo en el último momento: confesarle y darle la Unción. Ambos deben tener disponibilidad total al servicio de su comunidad.

El diaconado permanente es un signo de los tiempos.

Y en cuanto a la relación con el Regnum Christi será similar a la que había tenido antes. Seguiremos ayudando con los cursos prematrimoniales y estaremos dispuestos a servir en lo que se necesite. Ahora, el Regnum Christi me puede «utilizar» un poquito más, porque si algún día necesitan un bautizo o una boda saben que pueden echar mano de un diácono…

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