Desde el colegio, las familias han cocinado unos platos de comida que los jóvenes han ido recogiendo y llevado a la sede de la Fundación para organizarla en bolsas según las necesidades de cada familia que atiende Altius. Emma es una de las jóvenes que ha participado y nos ha contado su experiencia.
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“La Cena de Navidad es uno de los apostolados más especiales y el que con más ganas deseaba que llegase”, ha explicado. La víspera de Nochebuena, los jóvenes se sumaron a la bendición de envío que impartió el P. Wagner, L.C., y se organizaron para recoger la comida y en seguida «nos pusimos manos a la obra para organizar bandejas de fiambre, de turrón, caldos, carne… para más tarde repartirlo a las familias”.
Vivir el auténtico espíritu de Navidad
Esta experiencia ha sido muy satisfactoria y Emma cree que ayuda a tener presente el verdadero sentido de la Navidad. “Es una experiencia entrañable ya que tienes presente todo el rato que estás ayudando a muchas familias a que puedan tener su cena de Navidad, teniendo también presente lo más importante de esta, el nacimiento del niño Jesús celebrado junto a toda la familia”, nos explica. Emma pudo ver perfectamente “en los ojos de cada persona la sonrisa de todo el mundo”, ya que, a pesar de llevar mascarillas, se podía ver “la inmensa alegría a la hora de la entrega de comida, tanto de los voluntarios, como de las familias que venían, y a la hora de irse solo quedan más ganas de repartir más alegría, además de que este apostolado queda marcado en el corazón de cada uno”.