Durante este año, Joao ha experimentado un profundo crecimiento espiritual, con momentos clave como el Cursillo Internacional de Formadores, en Roma,  y los ejercicios espirituales. “Invito a todos los jóvenes que tengan ese deseo a no tener miedo”, dice Joao, a la vez que anima a otros a confiar en que Dios, como Padre, cuidará de todo en este tiempo de generosidad. Nos cuenta su experiencia en su adaptación a la cultura española, en su apostolado en Highlands School Los Fresnos y en la misión de los colaboradores.

¿Cómo conociste el Regnum Christi?

Conocí el Regnum Christi gracias a un grupo joven. Durante la cuarentena del COVID me acerqué mucho a Dios. Al poder salir de casa de nuevo, encontré un grupo de jóvenes en una parroquia de mi barrio gracias a mi padre. Me encantó la experiencia, pero quería algo más. Empecé a buscar otros grupos, hasta que encontré la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, que es llevada por Legionarios de Cristo, y entonces conocí el Regnum Christi.

Durante la cuarentena del COVID me acerqué mucho a Dios.

¿Cómo ves tú la misión de un colaborador? ¿Cuál es tu responsabilidad en Highlands School Los Fresnos?

Veo que la misión de un colaborador puede ser muy significativa. En Highlands ayudo en apostolados que van de 4º de Primaria hasta 4º de la ESO. Entonces tengo la oportunidad de conocer a muchos chicos e intentar acompañarlos en momentos importantes de su camino de fe.

¿Qué es lo que más te ha sorprendido en este tiempo en España? ¿Hay mucha diferencia cultural?

No he sentido un cambio cultural tan grande. La comida es muy rica, la lengua hermosa y la gente normalmente es acogedora. En lo que sentí una diferencia muy grande fue en el tiempo. El invierno es muchísimo más frío y el verano más caliente. Además, los días son más largos y más cortos, lo que no pasa en mi región por su proximidad con el ecuador.

Busqué grupos, hasta que encontré la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, que es llevada por Legionarios, y entonces conocí el Regnum Christi.

¿Cómo sentiste la inquietud de ser colaborador durante un año en el Regnum Christi?

Yo nunca había pensado a fondo en esa posibilidad. Un día estaba con amigos y uno de ellos dijo que daría un año y que pensaba que me encantaría hacerlo también. Luego me explicó cómo funciona el programa de colaboradores y empecé a discernir si era lo que Dios quería de mí en ese momento.

¿Cómo recibieron la noticia tu familia, amigos…?

Todos recibieron muy bien. Hablé mucho con ellos antes de tomar la decisión, y creo que eso fue importante para que no se sorprendieran.

¿Qué ha sucedido en tu vida a lo largo de este año de colaborador?

Varios cambios sucedieron en este año, pero creo que el principal fue en la vida espiritual. En verano, por ejemplo, tuve la oportunidad de hacer el IFC (Cursillo Internacional de Formadores) y aprender más sobre la espiritualidad de Santa Teresita. Eso me ayudó mucho en mí relación con Dios y pude desarrollarla todavía más en los ejercicios espirituales.

¿Invitarías a otros jóvenes a animarse a dedicar un año de su vida para ser colaborador?

Sí, seguro. Creo que el año de colaborador es un tesoro en la Iglesia y es una pena que tan pocos jóvenes aprovechen esta oportunidad. Puede ser una verdadera catapulta en nuestro camino de santidad, que es lo que importa al final, ya que Dios nunca se deja ganar en generosidad. Invito a todos los jóvenes que tengan ese deseo de no tener miedo, al final lo que uno necesita para ser colaborador es lo mismo que todos nosotros necesitamos en el día a día: la confianza en que Dios, es nuestro Padre del Cielo, va a cuidar de todo para nosotros.