Regnum Christi España

Colabs del ECYD | Inés, de Sevilla: “Estoy segura de que voy a ver a Dios reflejado en las personas, y espero que las personas con las que esté vean a Dios en mí”

Colabs del ECYD de Sevilla copia

LomásRC

Tres adolescentes sevillanas, dos de Highlands School Sevilla y una del colegio Entreolivos, han decidido dedicar su verano a una experiencia misionera con el ECYD. “Espero reforzar mi amistad con Jesús y amarlo cada día más, para que, a través de mí, otras personas puedan amar a Dios”, confiesa Mencía. “Siempre acabo el verano diciendo: ‘Podría haber dado más de mí misma’”, añade María, convencida de que este será un punto de inflexión en su vida.
¿Qué es para ti el ECYD?

Inés: Para mí, el ECYD no es un club, sino una familia donde siempre voy a ser bienvenida. Desde pequeña me he sentido acogida por todas las personas que forman este club, y no solo me han ayudado y entendido con mis necesidades y preocupaciones, sino que me han guiado en mi relación con Dios. Tengo la certeza de que, si no fuera por el ECYD, no sería la persona en la que me he convertido.

 

Mencía: Para mí, el ECYD es muchísimo más que un club católico. Es mi segunda familia, mi hogar seguro, el lugar donde siempre me siento acompañada, entendida y querida, donde siempre va a haber alguien para ayudarme, para guiarme, para darme consejos. Me han ayudado a conocerme mejor, a crecer como persona y, sobre todo, a fortalecer mi amistad con Dios, porque, si no fuera por el ECYD, sinceramente, estaría un poco perdida. No tendría esta relación tan fuerte y tan bonita con Dios, ni habría descubierto lo importante que es tener una comunidad que te apoye, que te escuche y que te quiera.

 

María: Para mí, el ECYD es el lugar donde más cerca estoy de Jesús. Definitivamente fue donde descubrí a Dios, donde me di cuenta de que había un Dios mucho más cercano al que conocía y, sobre todo, donde he conseguido una relación con Él, que a día de hoy sigo fortaleciendo. Además de ser un club divertido, en el que estás con tus amigas y vives experiencias muy buenas, lo destacaría también por dos cosas. En primer lugar, para mí es el momento de la semana que me ayuda a pararme, a reflexionar, a conocer más a Jesús y a aprender a seguir un estilo de vida distinto.

 

Por otro lado, quiero destacar que es un lugar donde conoces a mucha gente que me ha ayudado en mi relación con Dios. Siempre que he tenido alguna preocupación, he tenido a alguna consagrada, padre o amiga que me ha escuchado. Gracias al ECYD, tengo muy buenas amistades.

 

Las tres colabs del ECYD de Sevilla, con sus padres, el día de la entrega de destinos
Las tres colabs del ECYD de Sevilla, con sus padres, el día de la entrega de destinos, en un momento de adoración ante el Santísimo.

 

¿Por qué decidiste dar un verano?

Inés: Siendo sincera, nunca pensé que, dentro de muy poco, me estaría yendo a dar un verano de mi vida a Jesús, pero ya no soy yo la que ha elegido irse, sino que ha sido Él mismo quien me ha elegido a mí. Yo tenía muchas dudas sobre si irme o no de colaboradora, pero había algo en mi corazón que me empujaba a hacerlo, y de pronto, un día, me di cuenta de que ese «algo» era Dios, que me estaba llamando a irme de colaboradora. Jesús dio la vida por nosotros, y aunque Él esté contento con tan solo que nosotros hagamos simples actos de amor hacia Él y hacia el prójimo, me parece que dedicarle un verano de mi vida puede ser un gran paso para llegar al Cielo junto a Él.

 

Mencía: El ECYD me ha ayudado a crecer como persona, pero, sobre todo, me ha enseñado a amar a Dios y al prójimo. Por eso quiero dedicarle un verano a ser colab, para seguir creciendo en mi amistad con Dios y reforzarla, para que este mes me ayude a seguir el camino de Dios siendo su apóstol y ayudando a los que tengan sed de Dios, como me ayudó a mí el ECYD.

 

María: He decidido dar un verano para probar una experiencia nueva. Tengo mucha inquietud por conocer la vida del ECYD en otro país y, además, conocer a niñas como yo que también van a entregar su verano. Quiero que esto me sirva para crecer en mi relación con Dios, para seguir formándome y poder dar algo de mí a los demás, transmitir y enseñar a los demás mi espiritualidad. También, una de las razones fue porque, normalmente, en verano no tenemos las mismas facilidades para estar cerca de Jesús: no tengo una iglesia cerca, no tengo ECYD… y siempre acabo el verano diciendo: «Podría haber dado más de mí misma». Por eso pienso que es una oportunidad que, desde el primer momento, he querido experimentar, a pesar de los miedos, inquietudes, etc., que me van apareciendo.

 

Las colaboradoras, con sus familias, y las consagradas que trabajan en el ECYD de chicas de Sevilla
Las colaboradoras, con sus familias, y las consagradas que trabajan en el ECYD de chicas de Sevilla.

 

¿Qué pensaste cuando te dieron el destino?

Inés: Pensé en cómo Dios me conoce a la perfección. Él fue quien me creó desde el cuerpo hasta el alma, quien sabe qué necesito en cada momento y lo que es bueno o lo que no es tan bueno para mí. Yo no tenía muy claro a dónde quería irme de colab, pero gracias a las consagradas y a mis padres decidieron que el mejor sitio para mí iba a ser México. Sé que puede que no todo sea fácil, pero tengo muchas ganas de ver qué tiene preparado para mí el Señor este verano.

 

Mencía: Pensé en cómo Dios nos conoce a cada uno y nos quiere, cómo sabe lo que necesitamos y siempre nos dará lo que es mejor. Desde un principio, si me iba de colaboradora, me quería ir a Chile, y no por nada en especial, sino porque Dios puso ese fuego en mi corazón, y estaba tan segura de que ese iba a ser mi destino, porque sé que Dios me tiene algo muy grande ahí, que espero con muchas ganas.

 

María: Cuando me enteré de que mi destino era México, me salió una sonrisa. Es el destino que quería y el que más ilusión me hacía. Es curioso, porque también, cuando me enteré, me entró un “escalofrío” de pensar y decir: “María, que esto ya sí que sí es real”. Antes, a lo mejor, lo veía más lejano, pero cuando me enteré fue decir: “Ya no hay vuelta atrás, ahora toca aprovecharlo al máximo”.

 

¿Qué esperas que vaya a ocurrir en tu vida con una experiencia como esta?

Inés: Aunque tenga mucha curiosidad y ganas de saber qué va a ser de mí, este verano quiero dejarme sorprender por Dios. En este tiempo voy a experimentar muchas cosas nuevas que todavía no he vivido, y sé que Jesús lo ha planificado todo al milímetro para que sienta que Él está vivo en mi corazón. Estoy segura de que voy a poder ver a Dios reflejado en las personas, y espero que cada una de las personas con las que esté vea a Dios reflejado en mí.

 

Mencía: “Dejaros sorprender”, eso es lo primero que nos dijeron en cuanto quisimos investigar un poco sobre nuestros destinos y saber qué vamos a hacer. Pero nos dijeron: dejad que Dios actúe. Y realmente es el mejor consejo que nos pudieron haber dado. Por eso, en cuanto a vivencias, no sé específicamente qué vamos a hacer, pero sé que Dios tiene pensado cada momento de las cinco semanas que voy a pasar en Chile, y que vamos a ser apóstoles, a dar testimonio y ser sal de la tierra y luz del mundo, porque si dejamos de hacerlo, perdemos nuestra razón de ser. Por eso, espero reforzar mi amistad con Dios y amarlo cada día más, para que, a través de mí, también pueda enseñar a las personas a amar a Dios, y que vean a Dios reflejado en mi mirada.

 

María: Pienso que va a ser como un antes y un después de mi vida ahora mismo. Creo que me va a ayudar a ver las cosas de otro modo y aprenderé muchas otras. Es verdad que no estoy muy al día de qué actividades haremos, etc., pero me he dado cuenta -y es algo que las consas siempre dicen- de que no hay que saber qué vamos a hacer ahora, luego y más tarde exactamente, simplemente vivirlo al máximo y dar lo mejor de cada una. No sé por qué, pero en el fondo estoy segura de que va a ser una experiencia inolvidable y que me va a sorprender mucho, aunque no la conozca bien. Pero por algo he tenido, desde un principio, esas ganas de irme de colaboradora.

Toda la actualidad
cada semana en
LomásRC

Scroll al inicio