Regnum Christi España

Colabs ECYD | Blanca y Catalina: “Creo que voy a salir encantada y súper satisfecha de haber entregado parte de mi verano a Dios”

Cuatro de las cinco colaboradoras con Maca, directora del ECYD de Everest

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Dos adolescentes del ECYD del colegio Everest en Madrid dedicarán su verano a servir como colaboradoras en México y Barcelona. “Creo que voy a salir encantada y súper satisfecha de haber entregado parte de mi verano a Dios”, afirma Blanca. Ambas han elegido responder con generosidad a una llamada de fe que las impulsa a evangelizar desde la cercanía, el testimonio y el encuentro con otros jóvenes.
¿Qué es para ti el ECYD?

Blanca: Para mí, el ECYD es algo increíble. Gracias a este, he podido acercarme más a Dios, conocer a otra gente, vivir nuevas experiencias y formar nuevas amistades que valen la pena, entre otras cosas. Es como un lugar de paz donde nadie te va a juzgar, todos nos llevamos bien y, al fin y al cabo, lo que nos une principalmente es Dios, y eso, quieras o no, marca la diferencia.

 

Catalina: Para mí, personalmente, el ECYD es el claro ejemplo de evangelización: aprendes a tener una relación de amistad con Jesús, que pasa de ser un ser lejano a ti a uno imprescindible en tus días. A mí, el ECYD me ha dado amistades que perdurarán para siempre en mi vida, por ejemplo, con mis responsables, que se han convertido en mis hermanas mayores.

 

¿Por qué decidiste dar un verano?

Blanca: Pues la verdad que todo empezó el año pasado, cuando, por causa del Espíritu Santo, acabé yendo a las misiones de Córdoba, en España. Fue una experiencia que me marcó mucho y me di cuenta de que con poco se puede hacer mucho. Ver una sonrisa en la cara de cada niño, cada madre, cada bebé, era único. Nunca había vivido algo igual, y desde entonces tengo esa inquietud como de ayudar a los demás, y qué mejor forma que hacerlo como Colab ECYD.

 

Catalina: Yo, principalmente, decidí entregar mi verano porque siempre me ha gustado ayudar a la gente, y viendo la oportunidad tan maravillosa que tenía de poder cumplir ese don que Dios me ha dado a través del ECYD, pues no dudé ni un minuto. También para aprender de otros ECYDs, sus distintas actividades, métodos, etc., para poder aplicarlos durante todos los años que me quedan como responsable. Otra cosa que me impulsó para apuntarme fue el deseo que tenía cada día de convertirme en el mejor ejemplo para mis niñas y en cómo ser una mejor responsable. Personalmente, creo que esta experiencia me ayudará a conseguirlo. Mi propósito al decidir irme de colaboradora es aplicarme la frase de la Madre Teresa de Calcuta: “Que nadie se acerque jamás a ti sin que al irse se sienta un poco mejor y más feliz”. Con esto, yo creo que podré ayudar a mucha gente y, ojalá, poder transformarles en la fe o hacerles mejores personas para poder llegar lo mejor posible al cielo.

 

¿Qué pensaste cuando te dieron el destino?

Blanca: La verdad es que, cuando me enteré, estaba súper emocionada. Yo creo que da igual las circunstancias de la gente, la condición en la que se encuentren y tal. Siempre es posible ayudar a los demás y sacarles una sonrisa. Además, Monterrey me hace mucha ilusión porque en México es la raíz del Regnum Christi, que al final es de donde viene el colegio al que voy. Tengo muchas ganas de ver el ECYD en otra parte del mundo, cómo lo viven los jóvenes y el ambiente que hay.

 

Catalina: Cuando me dieron mi destino, no podía estar más feliz. Aunque algunos no lo entendiesen, yo me di cuenta de que Jesús me había dado la misión de demostrar a la gente que no hace falta irse a la otra punta del mundo para evangelizar y cambiarlo, que todo está en cómo tú lo hagas y en cómo lo transmitas. También pensé en todas las amistades que conseguiré forjar en ese tiempo y, sobre todo, en toda la gente nueva que conoceré gracias a esta experiencia.

 

¿Qué esperas que vaya a ocurrir en tu vida con una experiencia como esta?

Blanca: Sinceramente, estoy un poco nerviosa. Creo que voy a salir encantada y súper satisfecha de haber entregado parte de mi verano a Dios. Soy consciente de que es una experiencia prácticamente única, en la cual conoceré a mucha gente nueva, me acercaré a Dios de una forma diferente, ayudaré en todo lo que pueda a todo aquel que lo necesite, etc. En resumen, estoy dispuesta a darlo todo y a aprovechar esta experiencia al máximo.

 

Catalina: Por último, yo espero que esta experiencia me transforme como persona y que me pueda llevar muchos aprendizajes de esta. Que me ayude a ver la vida desde otra perspectiva, y que, sobre todo, me ayude a ver las cosas desde los ojos de Dios y del corazón.

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