Recibieron la Confirmación de manos del obispo auxiliar de Barcelona monseñor Antoni Vadell, y entre los confirmandos estaba Ana María Codina (en la imagen, la cuarta por la izquierda), con la que hemos podido conversar, y nos ha explicado que “sentía la necesidad de confirmarme al descubrir el regalo que Cristo nos ofrece: vivir una vida con verdadera plenitud”.

Y que ahora su vida está cambiando para “amar sin límites y saber amar, también trabajar el perdón”, con el deseo de “vivir una vida cristiana auténtica, no buscando la felicidad en el mundo sino amar al precio que sea”.

A continuación te ofrecemos la entrevista que le hemos hecho.

Ana María, ¿por qué te has confirmado?

Sentía la necesidad de confirmarme al descubrir el regalo que Cristo nos ofrece: vivir una vida con verdadera plenitud. El sacramento de la Confirmación refuerza la semilla que fue plantada en nosotros en el Bautismo, revitalizando y fortaleciendo nuestra fe. Me ha ayudado a acercarme, con mayor entereza, a la Comunión con Jesus por la cual fuimos creados. Madurando en la fe y uniéndome más firmemente a Él. Mi confirmación ha supuesto decir a Dios cuánto deseo ser su discípula. Reforzando mi vínculo con la Iglesia desde mi madurez, y pudiendo difundir y dar testimonio de mi fe.

Cristo nos quiere tanto… y sabe nuestras fragilidades y sabe esperarnos con su mano tendida

¿Cómo fue tu encuentro con Cristo?

Mi encuentro con Cristo fue muy cercano y vivo. El retiro de “Ven y Verás” me supuso un acercamiento a Él: “Trabajar la autenticidad, Comunión, misión y experimentar el amor de Jesus, vivir con Él, dejarse conquistar por su amor para su Reino”. Me ayudó mucho a llegar a la confirmación sabiendo que mi compromiso era firme y que mi vida era diferente caminando junto a Jesús. Comprender que Cristo nos llama por nuestro nombre y en ese momento lo reconocemos. Nos quiere tanto y sabe nuestras fragilidades y sabe esperarnos con su mano tendida a que vayamos reconociendo nuestra pequeñez y viendo su grandeza y bondad en todo lo que Él toca.

Y ahora, ¿qué está cambiando Cristo en tu vida?

Cristo me ha enseñado un nuevo modo de ser mujer. Amar sin límites y saber amar, también trabajar el perdón. Vivir una vida cristiana auténtica, no buscando la felicidad en el mundo sino amar al precio que sea. La Virgen le decía a Santa Bernadette: te prometo que te enseñare a amar, pero no forzosamente a ser siempre feliz. Creo que en eso se fundamenta mi vida ahora en el amor y el perdón.

La caridad cristiana me ayuda a comprender a las personas alejadas del Señor

Este cambio en tu vida…. ¿te está llevando a un mayor compromiso con la Iglesia y con los demás?

La Iglesia tiene un sentido trascendental ahora. La Eucaristía es el sacramento de la fe. La presencia de Jesús. El Santo Sacramento expuesto. Tantas cosas que nos proporciona…

Pertenecer a una comunidad cristiana unida donde se pone en práctica el conocimiento de las Escrituras de una forma práctica para utilizarlo en tu día a día, una participación activa con conferencias, retiros, es una fuerza imparable. La caridad cristiana me ayuda a comprender a las personas alejadas del Señor y orar por medio de la plegaria y el silencio para que un día Jesús pronuncie su nombre porque el Señor nos llama por nuestro nombre con tanto amor y sus ojos puedan reconocer al Señor.

¿Cómo te ve tu familia y tus amigos ahora?

Mi círculo cercano comenta haber visto un crecimiento en mi fe y unas ganas de hacer partícipe a otros de este sacramento que es la Confirmación, la lectura de la Biblia de manera habitual, la lectura de la vida de santos y la misa diaria.