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En esta jornada empezamos con el “Actuar” después de estos días que hemos estado en un proceso de “Ver” y “Juzgar”. Nos toca pasar a ver qué nos pide Dios en los actuares y siguiendo también en ese proceso de escucha. En el comienzo de la jornada de hoy, alguien decía que antes de ese proceso de “Actuar” debíamos hacer un juicio evangélico para terminar con la fase anterior y proponía que fuera el pasaje de Emaús.
Nosotros, los que estamos formando parte de esta Convención, estamos compartiendo el pan y estamos también escuchando a ese Jesús que nos habla, y vemos cómo nuestro corazón arde. Y ahora que lo reconocemos, queremos ir a nuestras comunidades para contarles lo que estamos viviendo, y ese juicio evangélico creo que es muy potente.
Y luego, ya pasando a los actuares, se nos venían multitud de ellos que es muy complicado priorizar, y en eso consiste también dejar que sea Dios quien termine marcando las prioridades, que no sean nuestras preferencias, nuestras elecciones. En ese proceso también hay que vencer el deseo de contar qué es para ti lo más importante. Y todo eso vivido en un espíritu de familia muy grande y viendo cómo Dios está actuando en las consagradas, en los legionarios, en otros laicos. De verdad se percibe que Dios está aquí y que Dios nos envía. Esa parte tan misionera y tan de proyección: no estamos aquí para quedarnos, estamos aquí en salida.