- Los jóvenes de ‘Cristo de la calle’ tuvieron la visita del obispo auxiliar de Barcelona, don Xavier Vilanova
- “Estamos comprometidos y confiados en el plan que Dios tiene para nosotros”
“Al principio preparábamos bocadillos en una cocina que hoy es el estudio de grabación del coro del Regnum Christi. Éramos solo siete personas”, explica Víctor Sanjuan, responsable de este apostolado en la ciudad condal.
Antes de su última salida, los voluntarios tuvieron un breve encuentro con el obispo auxiliar de Barcelona, don Xavier Vilanova (en la imagen), pero lleno de significado para todos. Victor explica que en él Dios les confirmó que ya “no somos un grupo improvisado de jóvenes que lleva comida a los pobres: Dios nos quiere apóstoles”.
Hasta llegar aquí, el camino no ha sido fácil porque ha habido momentos en los que han contado con cuatro personas para repartir la comida y se han quedado sin cocina, además de las épocas de exámenes en las que los jóvenes están más centrados en estudiar. Aun así, el Señor tenía pensado “algo grande”: “Nos ha traído un regalo espectacular para poder llevar a más gente su amor con un local de cuatro plantas con capilla situado en el centro mismo de la ciudad”.
Además de este local, Cristo de la calle ha crecido y se ha afianzado gracias a un grupo de jóvenes “comprometido y confiado en el plan que Dios tiene para nosotros”. Estos jóvenes han sentido la llamada, “no solo de dedicar su tiempo a preparar y repartir alimentos a los más necesitados, sino que además dedicamos nuestro tiempo a organizar este apostolado, cada uno con los dones que Dios nos ha dado”, señala Víctor. Unos se encargan de controlar el stock, otros de organizar las rutas, otros de buscar proveedores…
Víctor reconoce que Dios quiere que lleve su amor a todos aquellos que día tras día se sienten solos y marginados, sobre todo a todos aquellos que han olvidado que “Cristo también está en la calle, acompañándoles”.