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Daniela y Fabio, cuando los convertidos son los misioneros: Hora Santa, Vía Crucis, las 7 palabras: “Simplemente no sabía a qué se refería nada de eso”

Daniela y Fabio con sus hijos en las misiones de Semana Santa 2025

LomásRC

“Fui a las misiones sin saber qué era la Hora Santa, sin haber leído nunca el Evangelio y sin haber hecho la Primera Comunión”. Daniela y su esposo Fabio participaron por primera vez en unas misiones de Semana Santa en 2024 sin apenas vida de fe, pero abiertos a lo que pudiera pasar. Allí, en medio de una experiencia que no entendían del todo, se encontraron con Cristo, y comenzaron un camino que transformaría su vida personal, matrimonial y familiar.

Casados por lo civil durante casi dos décadas, atravesaron una grave crisis matrimonial que los llevó a luchar por su familia y por sus hijos. En ese camino, Daniela encontró algo inesperado: la fe.

 

Daniela, abogada en ejercicio y con un trasfondo familiar alejado del catolicismo, había vivido durante mucho tiempo sumergida en el mundo de la Nueva Era. “Nunca recibí una educación católica. En Brasil hay un sincretismo religioso muy fuerte. Sin embargo, de pequeña, cada vez que entraba en una iglesia me emocionaba”, recuerda. El giro radical llegó gracias a una amiga, Piluca, que los invitó a participar en las misiones de Semana Santa organizadas por Familia Misionera.

 

Allí, en plena Semana Santa de 2024, vivieron una experiencia que cambiaría su vida para siempre. Daniela se encontró por primera vez con Cristo, lloró sin parar durante cuatro días, empezó a leer el Nuevo Testamento y, en los meses siguientes, recibió la Primera Comunión y contrajo matrimonio sacramental con Fabio. Sus tres hijos, de 13, 11 y 9 años, se preparan ahora para hacer la Primera Comunión. “Ahora tenemos claro que el Señor es el centro de nuestra vida y de nuestro matrimonio”.

 

Daniela en las primeras misiones, la de su gran encuentro con Cristo y la fe
Daniela y parte de su familia, en las primeras misiones con Familia Misionera, la de su gran encuentro con Cristo y la fe.

 

¿Cómo recuerdas el momento en que decidiste decirle “sí” a participar en unas misiones de Semana Santa? ¿Qué pensabas que ibas a encontrar allí?

Yo estaba segura del sí, pero no tenía ni idea de lo que me iba a encontrar. Realmente, al no haber recibido una educación católica, no me podía plantear absolutamente nada. En aquel momento yo me había abierto a lo que se nos presentara, especialmente a lo que nuestra amiga Piluca nos indicara. Piluca fue y sigue siendo instrumento de Dios en nuestras vidas.

Yo estaba segura del sí, pero no tenía ni idea de lo que me iba a encontrar. Realmente, al no haber recibido una educación católica, no me podía plantear absolutamente nada.

Aunque fuiste como misionera, en realidad tú eras quien más necesitaba ser misionada. No tenías ni formación, ni habías leído el Evangelio nunca, ni la Primera Comunión… ¿qué descubriste de ti misma y de Dios durante esas misiones?

Las primeras misiones funcionaron como una verdadera catequesis para mí. Como he comentado, yo no recibí una educación católica, no crecí en un lar católico. En Brasil hay un sincretismo religioso muy fuerte, muchas “religiones” o más bien sectas conviven entre sí. Entonces, una vez en las misiones, me tocó participar de la Hora Santa, de la Vía Crucis, leer las 7 palabras, y yo simplemente no sabía a qué se refería nada de eso. Fue a través de estas experiencias que brotó de nuevo la sed de aquella niña que durante la niñez pidió para hacer catequesis, pero fue impedida porque no era la religión de la familia. De pequeña, cada vez que entraba en una iglesia me emocionaba. En las misiones me abrí para Cristo y conocí a nuestra amada madre la Virgen María.

 

Daniela y Fabio en su boda católica, en septiembre de 2024
Daniela y Fabio, en su boda católica, en septiembre de 2024.

 

¿Qué fue lo que más te impactó de lo que viviste en las misiones? ¿Hubo alguna palabra, gesto o experiencia concreta que marcó un antes y un después?

Como no me gusta participar en algo sin enterarme de nada, me acuerdo que pedí a nuestra querida directora de liturgia que me explicara qué era la Hora Santa. Pedí con cierta vergüenza porque claramente era la única ignorante en todo allí. Pero con mucho cariño, Carmen empezó a explicarme todo con mucha calma, incluso qué eran las misiones porque aún me sentía perdida, y allí empecé a llorar incesantemente y no deje de hacerlo en 4 días. El lunes después del Domingo de Resurrección, cogí el Nuevo Testamento por primera vez en mi vida y solo lo dejé 6 meses después hasta terminarlo. A partir de allí empiezo a hacer oración diaria y a leer la Palabra de Dios. Eso cambió mi vida por completo. Las misiones fueron un punto de inflexión en mi vida.

Pocos días después de las misiones participamos del Proyecto Amor Conyugal. Este retiro fue otro punto de inflexión, porque allí empecé a entender qué era el matrimonio.

En ese momento aún no habías hecho la Primera Comunión y tampoco estabais casados por la Iglesia. ¿Cómo viviste ese camino ‘postmisiones’ hacia los sacramentos en tan poco tiempo, pues hiciste la Primera Comunión y la boda católica en pocos meses?

Pocos días después de las misiones participamos del Proyecto Amor Conyugal. Este retiro fue otro punto de inflexión, porque allí empecé a entender qué era el matrimonio. Hasta entonces, yo confieso que no tenía idea de lo que era. Incluso no nos dejaron compartir habitación y eso me generó cierta incomodidad. Entender el matrimonio como algo de tres con Jesucristo en el centro, como un camino de santificación, en el que elegimos amar principalmente cuando el otro menos se lo merece, también cambió mi forma de ser en pareja. Fueron tres días llorando. De allí volvimos convencidos de que recibir el sacramento del matrimonio no podía tardar más. Eso era abril del 2024. Empezamos a estudiar, a ir a la misa dominical, a vivir esta fe que hasta entonces no se vivía en casa y a prepararnos para estos sacramentos. En julio yo recibo mi primera comunión y a principios de septiembre nos casamos.

 

Toda la familia, el día de la boda de los padres
Toda la familia, el día de la boda de los padres.

 

Ahora tus hijos se están preparando para la Primera Comunión y estáis esperando a un cuarto hijo. ¿Qué ha significado para vosotros redescubrir la vida familiar desde Cristo?

Fue un cambio de 180 grados. Nosotros no vivíamos una vida familiar con Cristo en el centro. Al principio, a los niños les pareció un poco raro, pero rápidamente lo encajamos todo. Empezamos a rezar el rosario en casa casi todos los días y este momento pasó a ser también un momento de catequesis para ellos y de intercambio para todos. Incluso la llegada de nuestro cuarto hijo que recibimos como una bendición más que Dios nos ofrece, es fruto de abrirnos a la vida y de confiar en la Providencia Divina.

Dios, por intercesión de la Virgen, literalmente nos rescató y con nuestra pequeña apertura el Espíritu Santo actuó.

Desde que habéis comenzado este proceso de conversión habéis participado en Sponsus, Proyecto de Amor Conyugal, Emaús… ¿Cómo han acompañado vuestra conversión estas actividades de la Iglesia?

Yo creo que todos lo vieron cómo Dios estaba actuando en nuestra vidas. Salimos de una vida sin Dios, totalmente alejados de la fe, muy involucrados incluso con prácticas de la Nueva Era, para una vida en la que buscamos a Dios y que Él está en el centro. Y un gran agradecimiento nació de ahí, pues sin Dios estaríamos perdidos. Dios, por intercesión de la Virgen, literalmente nos rescató y con nuestra pequeña apertura el Espíritu Santo actuó.

La Biblia es alimento para mi alma. No entiendo cómo pude vivir más de 40 años sin ella y sin Él.

Al volver de misiones decidiste leer el Nuevo Testamento, nunca lo habías leído. ¿Qué ha significado la Palabra de Dios para ti desde entonces?

Es alimento para mi alma. No entiendo cómo pude vivir más de 40 años sin ella y sin Él. La escucho todos los días por la mañana para que sea el norte de mi día. Como dice la canción, él me llamó por mi nombre y pude ver su amor por mí y me enamoré de Él.

 

Mirando hacia atrás, ¿qué le dirías hoy a aquella mujer que aceptó ir de misiones sin saber que Cristo le esperaba allí para tocar su corazón para siempre?

Gracias por haber aceptado abrirte a Dios. Gracias por haber confiado sin exigir explicaciones ni respuestas para tus dudas. Gracias a esta postura hoy vivimos la fe verdadera y vivimos una paz que ningún abordaje de autoconocimiento nos trajo en la vida. No hay vida ni salvación sin Cristo y antes yo no era capaz de comprenderlo.

 

Toda la familia en una peregrinación a Fátima
Toda la familia en una peregrinación a Fátima.

 

¿Cómo son se viven unas misiones de Semana Santa después de este año de proceso de conversión?

Se viven con ganas de llevar la Palabra de Dios a todos los rincones del mundo. Siempre pedimos mucha humildad a Dios para que no nos ciegue la soberbia, pero la verdad es que las misiones son un instrumento maravilloso para llevar Dios a las personas, para que quien no puede desplazarse a otras localidades, pueda vivir la Semana Santa verdaderamente. Yo seré eternamente agradecida a Juventud y Familia Misionera por habernos acogido con tanto cariño. Nos sentimos parte de esta grande familia y ganamos amigos enviados por Dios.

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