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El Colegio Mayor Francisco de Vitoria acoge a más de 40 conductores de autobús atrapados por la nevada

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La fuerza de la borrasca Filomena ha provocado múltiples desastres en la Comunidad de Madrid, por lo que el Colegio Mayor Francisco de Vitoria se ha involucrado para ayudar a los afectados por ella.

Durante dos días, el Colegio ha acogido a más de 40 conductores de autobús que se han quedado atrapados en las cocheras del Grupo Avanza, muy cercano a la Universidad.

 

Estos conductores, sin calefacción, sin apenas comida y sin haber descansado, se vieron obligados a pedir ayuda a las administraciones. Juan Carlos Miranda, gerente de los servicios de la UFV, llamó a José Carlos Villamuelas, director del Colegio Mayor, para consultar si podía dar cobijo a todas esas personas.

 

“Tuvimos la inquietud de ofrecerles un sitio para descansar y darles comida y cobijo”, explica José Carlos Villamuelas. Además, señala que este centro ha sido el único que ha podido ofrecer su ayuda, ya que los ayuntamientos cercanos y las administraciones lo tenían más complicado. “A pesar de las limitaciones del edificio y del coronavirus, les ofrecimos un lugar para que pudieran dormir”, señala el director.

 

El equipo de formadores, junto con los colegiales, se pusieron manos a la obra para reorganizar todo el centro. “Pedimos la colaboración de todos los que vivimos en el colegio para habilitar las zonas comunes y la biblioteca para los conductores”, explica José Carlos. Al mismo tiempo, se estableció una biblioteca provisional en la entrada del centro y tuvieron que gestionar ellos mismos la alimentación: “Contactamos con Sodexo y pedimos la autorización para acceder a las cocinas con nuestros propios medios”, añade el director. 

 

Los conductores de autobús en la cafetería del Colegio Mayor Francisco de Vitoria
Los conductores de autobús en la cafetería del Colegio Mayor Francisco de Vitoria

 

Sin embargo, no fue tarea fácil: “Encontramos muchas dificultades porque nosotros no entendíamos el funcionamiento de la cocina y de las máquinas y el orden de los almacenes. También, teníamos dificultades de la accesibilidad al edificio que debíamos garantizar, y tampoco queríamos descuidar a los colegiales”, afirma el director.

 

Por ello, trataron de ofrecer a los colegiales todo lo que en la medida de sus posibilidades pudieran: “Vimos que era posible ofrecer un servicio de comida hecho por nosotros y al mismo tiempo también ofrecer soporte a los colegiales porque no podían ir al supermercado”, explica José Carlos. También, el director comenta que pidió a los formadores que no se encontraban en el centro que hicieran el esfuerzo de contactar con los colegiales y preguntarles cómo estaban gestionando el cambio de los exámenes.

 

“Teníamos la convicción interior de que no podíamos hacer otra cosa”

José Carlos reconoce que ha sido una prueba “muy grande”. “Ha sido precioso el testimonio y hemos recibido el agradecimiento de los conductores, pero yo también estoy muy agradecido”, explica. Por un lado, reconoce la gran labor de todos los colegiales que prestaron su ayuda y también a los formadores. Por otro lado, también agradece la labor de Sodexo, que les orientó para la comida. “Teníamos la convicción interior de que no podíamos hacer otra cosa. Nuestra obligación es ayudar a esas personas. Así, demostramos que el Colegio Mayor busca un servicio a la sociedad y también que los colegiales busquen una mejora a través de su formación para velar por el bien común”, ha concluido el director. 

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