Fotogalería y entrevista | Renovación de votos de Jenny, Silvia, Olivia y Ana: “Jesús me mira a los ojos y me pregunta: “Después de todo lo que hemos vivido, ¿quieres esta vida conmigo?”
LomásRC
¿Qué es renovar? ¿Qué has descubierto de lo que significa “renovar”?
Jenny: Es decir que ‘sí’ una vez más a Jesús. Cuando le dices que ‘sí’, Él hace todo nuevo. He pensado mucho en la Anunciación, cuando se nos cuenta que María era la llena de gracia y que el Señor estaba con ella. ¡Qué preciosidad! ¡María ya lo tenía todo! Entonces, Dios se le presenta y le pide algo más, ser madre de Jesús. Podríamos pensar que a María ya no le iba a pasar nada más grande pues ya era la llena de gracia. Ella dice que sí a Dios y ¡el Verbo se hace carne!
He descubierto que con cada ‘sí’ hacemos más espacio a Jesús y Él se va haciendo más carne en nosotros, nos hace más carne de su carne. Para mí, eso han sido estos años de vida consagrada y la renovación, pedirle a Jesús que me siga haciendo más como Él.
Silvia: Renovar para mí ha sido experimentar a un Señor que hace nuevas todas las cosas. Hace tres años, cuando me consagré, para mí ha sido un “sí” generoso y confiado. Ha sido confiar en Jesús y dar un paso en la fe porque me he sentido elegida y llamada, pero no estaba muy consciente de cómo vivir todo esto. Así que renovar los votos ha sido para mí decirle a Jesús “por ti todo vale la pena”. Renovar para mí ha sido gozar mi vocación como consagrada del Regnum Christi y recordar las maravillas que Dios ha hecho en mi vida. Renovar es querer vivir y morir por Cristo.
Silvia: Renovar es experimentar a un Señor que hace nuevas todas las cosas
Olivia: Para mí “renovar” ha sido una experiencia de ponerme delante de Jesús, que me mira a los ojos y me pregunta: “Después de todo lo que hemos vivido juntos, ¿quieres esta vida conmigo?”.
Para mí significa un paso en libertad aún más grande que el primer ‘sí’, porque después de tres años viviendo los consejos evangélicos y caminando con Jesús en la vida consagrada, este ‘sí’ ha sido llenado con la vivencia real de la vida.
He experimentado cómo mis votos abren puertas intimidad con el Señor y también lo que me implican en un seguimiento radical de Jesús. Recogiendo estas experiencias de cruz y resurrección, de sacrificio y gozo, y sobre todo de vida en abundancia, he llegado a este momento de renovación con un deseo ardiente de dar me ‘sí’ de nuevo.
Me he puesto de rodillas delante de Jesús, su Iglesia y mi familia espiritual de Regnum Christi, para mirarle a los ojos y decir: “Sí, quiero. Quiero vivir esta vida contigo”.
Ana: Es volver a decir sí con más conciencia y decisión. Cuando me consagré sabía más o menos qué era la vida consagrada, pero ahora, después de haberlo vivido por tres años, ya sé un poco qué implica. Claro que sí hay momentos de sentirte feliz, pero también hay momentos de dolor, soledad y sufrimiento. Renovar es haber pasado por todo esto y aún así, vuelves a decir ‘sí’. ¡Sí a todo! ¡Quiero todo lo que quieres darme!
Jenny: Él me AMA, así tal como soy, con todo lo que tengo
¿Qué te ha descubierto el Señor de quién eres y a qué te llama?
Jenny: Me ha descubierto más la realidad de quien soy, pero más aún con todo de esa realidad, me ha descubierto que Él me ama, así tal como soy, con todo lo que tengo, con todo lo que no me gusta de mí y con todo lo que me gusta. Me ha enseñado que Él tiene un plan precioso para mí, pero que hoy y ahora me ama así como soy y como estoy. Y me llama a amar así a los demás, amarlos más como Él los ama.
Silvia: Estos años ha sido un largo camino para redescubrir que soy Hija del Padre. Jesús me ha enseñado ser Hija, hija en Hijo. Estos tres años ha sido un camino de sanación muy profunda que me ha llevado a redescubrir mi relación con Dios Padre.
No puedo sentirme esposa, si antes no me siento Hija. Esto ha sido una enseñanza de parte de Jesús muy importante. Y ahora me está enseñando ser esposa, dejando que mi corazón sea casa para las personas que el Señor va poniendo en mi camino.
¿A qué me llama Jesús? A ser simplemente suya, a amar al próximo gratuitamente para que muchas personas puedan conocerlo a Él.
Ana: Estoy llamada a estar con Él en todos los altos y bajos de la vida porque la esposa también sufre lo que el esposo sufre.
Olivia: En este año de preparación para la renovación, el Señor me ha mostrado cómo me llama a vivir una sola vida con Él en el día a día, para que “no viva yo, sino Cristo quien vive en mí”. He descubierto en mayor profundidad esta invitación de unión con Él en lo concreto de la vida cotidiana para que Jesús pueda mirar a los demás con mis ojos, servirlos con mis manos y amarlos con mi corazón.
Ana: Que soy esposa, soy suya. Llamada a estar con Él en todos los altos y bajos de la vida porque la esposa también sufre lo que el esposo sufre. Que la vida no se trata de meramente sobrevivir, sino de resucitar, y para esto primero hay que morir. Y que el Señor quiere darme todo, pero también tengo que darle todo.
Durante mis ejercicios espirituales, antes de la renovación, escribí un poema que capta exactamente lo que ha sido para mí este proceso y la experiencia de renovar:
“¡Sí a todo! ¡Quiero todo!
La luz en tu mirada,
la alegría en tu sonrisa,
tu fidelidad que nunca falla,
y la esperanza de tu promesa.
Pero no sabía que este sí a tu Amor
llevaba también a la soledad y al dolor,
al cansancio y a la humillación,
a lágrimas, heridas y a abrazar la imperfección.
Esto no era parte
de lo que yo tenía en mente.
Pero por mí también lo viviste,
y mi humanidad acogiste.
¡Sí a todo! ¡Quiero todo!
Ya no somos dos, tú y yo,
somos solo uno, porque yo en ti vivo,
en tu cuerpo entregado y sangre derramada,
También yo ofrezco mi vida entera
esta Cruz de madera,
donde también estoy clavada,
es tu trono, mi corona,
y la salvación de quien la abraza.
¡Sí a todo! ¡Quiero todo!
A amar sin medida y sembrar sin contar,
aún cuando los frutos no se dejan mirar.
A seguir tu camino, sin saber por dónde ir.
A querer ser como tú y tener el mismo sentir.
A bailar sin saber los pasos,
pero al ritmo de tus latidos.
A vivir con toda el alma,
completamente enamorada.
A abrazar el hoy,
porque aquí te dejas ver.
A permanecer donde estoy,
y aquí florecer.
¡Sí a todo! ¡Jesús, quiero que tu seas mi TODO!”
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