A través de temas como la Encarnación, la redención, el amor… “Tiempo de Navidad” refleja la belleza de la fe cristiana. “Highlands School El Encinar representa para mí un espacio de libertad para pensar y hacer pensar acerca de la fe”, explica Gonzalo. Él, que es profesor de Filosofía en bachillerato y en el Programa Leader in Me, ve la poesía como un camino para abrir corazones al Misterio y en sus villancicos muestra un itinerario de esperanza, alegría y salvación. Este libro, disponible en Amazon, nació en un concurso de villancicos compuestos por profesores del colegio, la navidad pasada.

“Tiempo de Navidad” surgió en un contexto muy especial, ¿puedes compartirnos cómo nació este libro?

Durante las Navidades pasadas se abrió un grupo de WhatsApp entre los profesores de Highlands School El Encinar con objeto de inventar una letra para cantar el último día de clase, con todos los alumnos. Mi aportación fue Emmanuele -se encuentra como poema en el libro- que escribí casi sobre la marcha; en lugar de cantarlo me propusieron leerlo ante los alumnos, lo que hice, antes del villancico de los profesores.

¿Qué te inspiró a escribir este libro de villancicos?

A raíz de ese momento, después de las vacaciones y durante todo el primer trimestre de este año, seguí escribiendo y pensé que podía ser buena idea componer un poema para cada día del tiempo de Adviento y de Navidad. Así fueron saliendo las 37 poesías de “Tiempo de Navidad”.

En nuestras clases de Filosofía, además de reflexionar y estudiar a Platón, Santo Tomás, Nietzsche… también surgen preguntas acerca de Dios, la redención y la gracia, la Iglesia… son una oportunidad para hablar del amor de Dios a su mundo como adolescentes

¿La inspiración? El portal de Belén y la vida cotidiana, la realidad es asombrosa y soy hipersensible a todo lo real, incluido, claro está, la Encarnación, ese acontecimiento; hay también un poema en el libro titulado “El acontecimiento”. Quizá sea éste el mayor misterio: otras creencias o filosofías muestran o pretenden mostrar el camino, la senda de la vida feliz o los obstáculos para encontrar la verdad o el modo de cumplir la ley, pero sólo Cristo se proclama a sí mismo el camino y la verdad y la vida, se reconoce a sí mismo Dios. Si puede decirse así, Cristo no nos lleva a Dios, Cristo es Dios. Esto es muy profundo y radical.

“Tiempo de Navidad” es un poemario transido y reflejo, a su vez, del tiempo de la Natividad del Señor: Adviento, fin del año y comienzo de uno nuevo, y en los primeros días de Enero, los Reyes Magos, con su pila de ilusión y juguetes.

¿Qué relación hay entre estos villancicos y tu labor docente en Highlands El Encinar?

A lo largo de estos años en nuestras clases de Filosofía, además de reflexionar y estudiar a Platón, Aristóteles, metafísica, Santo Tomás, Nietzsche o Heidegger, surgen entre mis alumnos preguntas acerca de Dios, el pecado, la Encarnación, la redención y la gracia, la Resurrección, la Iglesia, la Biblia, Jesucristo… lo que me lleva a considerar las clases como una oportunidad para hablar del amor de Dios al mundo y a su mundo como adolescentes. Highlands El Encinar representa para mí un espacio de libertad para pensar y hacer pensar acerca de la fe.

La salvación es posible, hay salida:  Alguien nos ha abierto una puerta, ¡y esto es un acontecimiento!

¿Qué van a encontrar los lectores de tus villancicos en sus letras para vivir una Navidad más auténtica y centrada en Cristo?

La salvación es posible, hay salida:  Alguien nos ha abierto una puerta, ¡y esto es un acontecimiento! En este sentido, considero que la belleza, especialmente a través de la palabra y como reflejo del Dicente (Dios Palabra), puede resultar un bonito itinerario para acercarse a Jesús; ésa es mi intención: mediante cancioncillas, rimas y algunos juegos de palabras expresar la esperanza, el amor y a quien lo hace posible, el Señor, estos próximos días ya Niño.

“Tiempo de Navidad” trata, por ejemplo, de amistad (Baluarte), amor, niñez, de María (Hablar de Virgen), de Dios (Tenaz cambrón), Escritura, santidad, pecado y redención (Magdala), de Cristo (Evangelio), fiesta, felicidad, alegría (Comunidad de viandas), cena, soledad; incluso caben aquellos que no están porque se fueron, aunque no del todo, y siguen estando presentes (La vuelta).

En este sentido, considero que la belleza, especialmente a través de la palabra y como reflejo del Dicente (Dios Palabra), puede resultar un bonito itinerario para acercarse a Jesús

La Navidad, a veces, se nos presenta de forma superficial y dulzona. ¿Cómo logras que tus villancicos transmitan el profundo misterio del nacimiento de Cristo?

¡Ojalá lo logre! He querido que su lectura sea un desafío intelectual -por ejemplo, en Regalatriz- pero también estético -Carcaj y ballesta o Apocalipsis- y vital -¿Y si fuera Navidad?-. Me encantaría que mis palabras fueran llaves para que se abra en cada uno el Misterio. Como afirma el Papa Francisco en su reciente encíclica Dilexit nos (n. 20), “en el tiempo de la inteligencia artificial no podemos olvidar que para salvar lo humano hacen falta la poesía y el amor”.

Por otro lado, en varios de tus villancicos, se siente una profunda conexión con los personajes bíblicos y con la historia de la salvación. ¿Qué aspectos de la fe cristiana has querido reflejar en estos cantos?

El hecho cristiano no se entiende sin el pueblo judío, nuestros hermanos mayores, sin la fe del pueblo de Israel. Esta conexión me resulta inevitable y gozosa. Lo judío es constituyente, la Navidad viene a recordarnos que Cristo es el Mesías esperado por la humanidad, en primer lugar, por el pueblo elegido -el judío- y en segundo lugar por el resto, nosotros, los gentiles, que por amor también hemos sido elegido y llamados. Y la Escritura es para mí la carta amorosa del Padre, como creo se puede llamar a Cristo, judío nacido en Palestina.

¿Tienes un villancico favorito dentro de tu libro “Tiempo de Navidad”? ¿Qué significa personalmente para ti y por qué destaca entre los demás?

Me atrevería con tres: Magdala, por la expresión sencilla acerca de la misericordia del Señor; Diálogo interior en fila de comunión, porque me vino yendo a comulgar, y Trinidad, por su final.