Incorporaciones | Juan Pablo Ranninger: “La fraternidad y la alegría de la fe que vivo con mi equipo me mantiene cerca de la gracia de Dios, de los sacramentos y del apostolado”

LomásRC
Natural de Tarragona, Juan Pablo estudia tercer curso de Ingeniería Mecánica en la Universidad Francisco de Vitoria. Actualmente colabora con el ECYD en actividades como convivencias y campamentos, y reconoce que “los momentos de sección que tengo más cercanos al corazón son, sin duda, esos retiros, encuentros y convivencias en Cerro del Coto, donde nos reunimos y convivimos como sección, conversando de lo que nos alegra o preocupa y poniéndolo todo a la luz de la fe”.
¿Cómo conociste el Regnum Christi? ¿Hubo alguna persona o alguna experiencia que te atrajese especialmente?
Lo conocí en mi familia. Mis padres, desde muy jóvenes, han vivido el Regnum Christi y nos han transmitido el carisma de ser apóstoles del Reino: en lo ordinario, en las obras pequeñas y con el prójimo más cercano. También la influencia de mis tíos Jorge y Carlos (legionarios de Cristo) y mi tío Fernando (laico consagrado) siempre hicieron que toda cosa del Regnum Christi me sonara a algo familiar y cercano.
Cuando tenía 15 años, fuimos en familia a unas vacaciones de Familia y Juventud Misionera, un apostolado del Regnum Christi. Ahí, por primera vez en mi vida, conocí a jóvenes cristianos de mi edad que querían ser amigos de Jesús y vivían esta amistad con alegría y naturalidad. Estos se convertirían en mis mejores amigos y en mi primera toma de contacto con el Regnum Christi fuera de mi familia.
En bachillerato empecé a ir a actividades de la sección de Ronda, conociendo a muy pocas personas. Fui poco a poco integrándome y conociendo el carisma. Tengo que agradecer, sin duda alguna, a Rafa Gil (laico consagrado), porque él no se cansó de invitarme a actividades y encuentros, y me atendió y acogió cuando no conocía a prácticamente nadie. Sin él, nunca habría perseverado en el Movimiento.
Fue realmente cuando comenzó mi etapa universitaria cuando empecé a vivir el carisma verdaderamente. Tras estar un tiempo en un equipo, me uní a otro con algunos de mis amigos de Familia Misionera. Mirando atrás, a los años que he compartido con este equipo, compruebo cuán cierto es eso que dicen: que quien quiera caminar rápido, que camine solo, pero quien quiera llegar lejos, que vaya acompañado. La fraternidad que he vivido con ellos me ha mantenido cerca de la gracia de Dios y de los sacramentos, y la alegría de la fe que me han transmitido me ha llevado al apostolado. A día de hoy, mi vida de equipo sigue siendo un pilar fundamental en mi vida como miembro de Regnum Christi y como cristiano.
Mi relación con Jesús sigue siendo la misma, en la que busco encontrar y cumplir lo que Él quiere para mí. Lo que ha cambiado es cómo ese amor se quiere manifestar.
¿Cómo vives tu relación con Cristo en el día a día desde tu incorporación? ¿Ha cambiado algo en tu vida?
Mi relación con Jesús sigue siendo la misma, en la que busco encontrar y cumplir lo que Él quiere para mí. Lo que ha cambiado es cómo ese amor se quiere manifestar. Vivo muy consciente de la importancia de llevar a los demás el amor que he recibido y que me ha salvado, de ser apóstol del Reino de Dios. Compartir la fe se ha convertido en una parte inseparable de recibirla, sin la que mi relación con Jesús pierde sentido.
En mí ha cambiado mi visión del camino que recorro. Veo la responsabilidad que tengo ahora como laico asociado al Regnum Christi y la misión que tengo de vivir bien esta realidad, teniendo todavía mucho camino que recorrer.
Una de las prioridades del Regnum Christi es la de “ser y formar comunidades de apóstoles”. ¿Cómo es tu vida dentro de una sección de jóvenes?
Los retiros, adoraciones, partidos de fútbol, eventos en comunidad… son siempre muy enriquecedores. No son muchas las personas que puedan decir que tienen una comunidad donde son acogidos y amados simplemente por ser. Esa es mi experiencia en mi sección: personas muy diversas, unidas por un destino común y que comparten su alegría unos con otros.
Los momentos de sección que tengo más cercanos al corazón son, sin duda, esos retiros, encuentros y convivencias en Cerro del Coto, donde nos reunimos y convivimos como sección, conversando de lo que nos alegra o preocupa y poniéndolo todo a la luz de la fe.
La oración es donde Cristo se revela a mí, donde me dice cómo quiere que sea mi corazón y qué le tengo que entregar.
¿Qué papel tienen ahora en tu vida la oración, la formación o el apostolado?
Sin la oración no sé qué quiere Jesús de mí. Aunque muchas veces me gane la batalla la pereza, las preocupaciones o las distracciones, la oración es donde Cristo se revela a mí, donde me dice cómo quiere que sea mi corazón y qué le tengo que entregar.
La formación me ha impulsado mucho en mi camino de la fe. Conocer muy bien el Evangelio es imprescindible para conocer bien a Jesús y también para poder llevar su amor a los demás. En el apostolado uno no inventa nada nuevo: lleva lo que Jesús dijo al que uno tiene al lado, y esto es muy difícil si uno no conoce lo que Jesús dijo e hizo.
¿Nos puedes recomendar un libro, un pasaje del Evangelio, una canción… que te hable de Cristo y te llene de Él?
El libro El Oriente en llamas me marcó mucho. Ver cómo un hombre, san Francisco Javier, entregado totalmente a Cristo, cambió el mundo, me abrió los ojos a lo que puede hacer uno si se pone en manos de Jesús y a la misión que tenemos de prender fuego a todo con el amor de Cristo.
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