Las formadoras jóvenes de Ronda pasan una semana con las consagradas de Siete Cerros | Cristina: “Estamos llamadas para amar en plenitud”
LomásRC
Cristina, de 24 años y responsable de Diseño y de Atención a los alumnos en el Instituto John Henry Newman de la Universidad Francisco de Vitoria, nos cuenta que “esta semana de formadoras está diseñado para vivir junto a las consagradas y el resto de formadoras la plenitud de la entrega diaria a Cristo a través de las diversas vocaciones”. Por eso cada jornada ofrecía una combinación de oración, formación y convivencia sin interrumpir las ocupaciones habituales de las participantes, que seguían con sus estudios o trabajos. Unos días que ayudaron a las jóvenes a conocer y valorar la vocación en el Regnum Christi, descubriendo cómo actúa Dios en sus corazones y cómo esta experiencia ha fortalecido su entrega diaria a Cristo. “Ha sido una gran oportunidad para regalarnos la oportunidad de ver cómo la fe estructura nuestras vidas con sencillez”.
¿En qué ha consistido esta semana de formadoras?
La semana de formadoras es una experiencia que busca unir más a las formadoras de la sección, conocer la vocación de las consagradas como parte de la familia Regnum Christi y, por encima de todo, avanzar en el crecimiento espiritual. Esto es posible gracias a la inclusión de las formadoras en la vida diaria de la Casa de Consagradas que está en Somosaguas, incluyendo los tiempos de oración diarias.
Pero no se trata tanto de una semana vocacional de discernimiento, si no de madurar en la fe y en la entrega, ¿Verdad?
La semana de las formadoras no está diseñado para el discernimiento vocacional, sino para vivir junto a las consagradas y el resto de formadoras la plenitud de la entrega diaria a Cristo a través de las diversas vocaciones.
Me llevo en el corazón la paz de que estamos muy bien hechas y llamadas para amar en plenitud
¿Cómo es un día normal de las chicas que asistís?
Cada una de las chicas teníamos una rutina bastante diferente, lo cual lo hacía más interesante. Madrugábamos para comenzar la mañana en oración ante el Santísimo y posteriormente misa. Después de desayunar juntas, cada una arrancaba su día: algunas se quedaban en la casa, otras se iban a clase o al trabajo. Tratábamos volver a comer a la casa de las consagradas cuando era posible.
Durante toda la semana, tuvimos formaciones orientadas a comprender y trabajar la madurez de nuestra personalidad en unión con la mirada de Amor de Cristo. Esto culminó durante el fin de semana, gracias a la mayor convivencia que tuvimos el sábado y el retiro de silencio sobre San Juan Pablo II del domingo. Asimismo, creo que uno de los momentos más especiales diarios era por la noche, cuando todas las formadoras nos juntábamos a compartir cómo había sido nuestro día y verlo con los ojos de Dios.
¿Tú que te llevas en el corazón? ¿Qué te ha aportado a ti como para decir que “vale la pena esta experiencia”?
Me llevo en el corazón la paz de que estamos muy bien hechas y llamadas para amar en plenitud. Durante esta semana me he unido más al grupo de formadoras de Ronda y conocido a las consagradas de esa casa. Abrir nuestro corazón para mostrar nuestras preocupaciones y anhelos con sencillez, sinceridad y vulnerabilidad ha sido una experiencia de ver cómo el amor de Dios vive dentro de nosotros. En especial, gracias a las formaciones y al momento vital en el que estamos las formadoras que fuimos, es un especial regalo ver cómo vamos pasando a madurar nuestros proyectos de vida, necesidades y valores. Gracias a la paz, la hermandad y la rutina que hemos vivido, hemos mirado cara a cara a lo más esencial de nuestras vidas.
Es un especial regalo ver cómo vamos madurando nuestros proyectos de vida, necesidades y valores
¿Y por qué recomendarías este encuentro con las consagradas?
Creo que es una gran oportunidad para regalarnos la oportunidad de ver cómo la fe estructura nuestras vidas con sencillez. Conocer más a las consagradas es algo fundamental para la familia de Regnum Christi al ver toda su entrega diaria y reconocer desde las diferentes vocaciones la misma llamada al amor. Además, vivirlo en la comunidad de las formadoras es un regalo de dejarse cuidar a través de la amistad en autenticidad.
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