En este artículo, ella nos cuenta cómo están viviendo en su familia estos días, y destaca que, “a pesar del evidente dolor y daño que genera, el Covid 19 también tiene algunos ‘efectos secundarios’ positivos”.
“Es verdad que cuando los años pasan y los hijos crecen, cada vez están menos en casa… Los mayores van haciendo su vida fuera: la universidad, los amigos y un sinfín de actividades que los apartan de nuestro lado.
Este confinamiento al que nos obliga el ya más que mundialmente famoso Covid19, nos ha traído de vuelta a toda la familia. Puede que en unas semanas más acabemos por tirarnos de los pelos, pero esta situación, a pesar del evidente dolor y daño que genera, tiene también algunos “efectos secundarios” positivos: comemos y cenamos juntos todos los días, los pequeños conviven con sus hermanas mayores, nos ayudamos para no perder la tensión del curso, asistimos a clases por internet, hablamos de nuestros temores, alegrías y tristezas, cantamos juntos, nos reímos con los chistes que nos llegan a todas horas, rezamos por nuestros enfermos y por los que nos van dejando, aplaudimos a las 20:00 h. a los sanitarios que trabajan sin descanso en los hospitales, y bailamos zumba sin parar para bajar todos los bizcochos que los más reposteros nos cocinan.
Estos días de cruz y reclusión son también un reto y una oportunidad para crecer en el amor, fortalecer la esperanza y profundizar la fe. ¿Vamos a desaprovecharlos?”.