Fotogalería | Ordenación diaconal del P. Javier Villar, L.C. | Monseñor Taltavull, obispo de Mallorca: “Todos ellos necesitan ver en ti una Iglesia humilde, acogedora, misericordiosa y cercana”
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Monseñor Taltavull también se dirigió a Javier Villar explicándole que “después de la imposición de manos, te haré entrega del libro de los Evangelios y lo haré con unas palabras que quiero que graves en tu corazón: ‘Recibe el Evangelio de Cristo, del cual has sido constituido mensajero; convierte en fe viva lo que lees, y lo que has hecho fe viva, enséñalo y cumple aquello que has enseñado’. ¡Ya no se puede decir más claro! Ahí está la exigencia de la elección que Dios ha hecho de ti por medio de la Iglesia para el Orden del diaconado y la proyección de la misión que se te encomienda hacia el sacerdocio”.
No rebajar el rostro del Señor
El Obispo le ha pedido al nuevo diácono de los legionarios de Cristo que ejercite la caridad con todos aquellos con los que se encontrará en el camino de su vida “todos ellos necesitan ver en ti la expresión, el signo visible de una Iglesia humilde, acogedora, que escucha, dialoga y ejerce la misericordia, una Iglesia cercana que enseña el rostro del Señor sin rebajas, así como quiere que lo presentemos, como El mismo se presentó y anunció el Reino de Dios, empezando por los más pobres y excluidos”.
También, monseñor Taltavull le ha hablado de “la respuesta definitiva y decisiva que espera Jesús” recordando el Evangelio de Juan, en el diálogo con el apóstol Pedro. “Jesús nos pide, como pide a Pedro, un amor maduro, un amor que, como el suyo, muestra su calidad más auténtica porque se define como un amor total, oblativo que exige la donación plena hasta dar la propia vida”.
Encontrar al Señor en la oración
Y continuó: “Hoy, estimado Javier, pedimos este amor para ti. Tú que lo defines con la palabra misericordia -refiriéndose a un escrito recibido del ordenado-, que es la que has ido descubriendo y en tus experiencias pastorales, con los jóvenes, en tus visitas a la cárcel, visitando a los ancianos y gente necesitada… Seguirá gustando esta fuente de agua viva y no contaminada que es la oración, en ella te encontrarás con el Señor y con todos aquellos y aquellas en los que él se hace presente y se identifica. Contemplándolo como, antes de instituir la Eucaristía, lava los pies de sus discípulos, nos deja con una pregunta que hay que responder: ‘¿Habéis entendido lo que he hecho con vosotros? ¡Pues haced también vosotros lo mismo!”. Y concluyó: “Tenemos camino señalado: será siempre el camino del servicio, pero hecho con el mismo amor y estilo de Jesús”.
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