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Pablo Parreño, alumno de la UFV y becario en la Conferencia Episcopal: “El ambiente invita a hacer un trabajo de calidad, comprometido y de mejora constante”

Pablo Parreño, en la sede de la Conferencia Episcopal Española

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Pablo Parreño, alumno de la Universidad Francisco de Vitoria y becario en la Oficina de Comunicación de la Conferencia Episcopal Española, comparte su experiencia en esta institución. “Actualmente, debido al mundo digitalizado en el que vivimos, la Iglesia tiene el reto añadido de mejorar constantemente los métodos de trabajo para llevar su mensaje y el de la CEE a la sociedad”.

Desde su llegada a la Conferencia Episcopal Española, ha podido conocer de cerca su funcionamiento y la importancia de su labor. “Me ha llamado la atención la enorme labor que realiza la CEE. Me impresionó la gran cantidad de comisiones y subcomisiones que hay en ella, cada una con una labor específica que busca servir a la Iglesia y a la sociedad en cada rincón”, comenta. Además, este alumno de la Universidad Francisco de Vitoria ofrece un consejo a los jóvenes que buscan abrirse camino en la comunicación: “Intentar hacer siempre un trabajo honesto, de calidad y que aporte un valor y un bien a la sociedad. Después, las oportunidades llegan con más facilidad”.

 

Pablo, junto a Josetxo Vera, responsable de comunicación de la Conferencia Episcopal Española
Pablo, junto a Josetxo Vera, responsable de comunicación de la Conferencia Episcopal Española.

 

¿Qué te motivó a hacer prácticas en la Conferencia Episcopal Española?

Conocí a José Gabriel Vera, secretario técnico de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones sociales de la Conferencia Episcopal Española, en un evento de la UFV y después pude entrevistarlo para un artículo durante mis prácticas en el periódico Vozpópuli. Gracias a eso surgió la posibilidad de trabajar en la CEE. Esa posibilidad me ilusionó mucho por dos motivos principalmente: trabajar en cuestiones de la Iglesia y hacerlo en comunicación. Las dos me parecen labores muy bonitas. Además, la CEE es un sitio donde puedes aprender mucho y desarrollarte profesional y personalmente.

 

¿Cómo ha sido tu experiencia hasta ahora? ¿Se ajusta a lo que esperabas?

Mi experiencia en la CEE está siendo muy buena. Antes de empezar a trabajar tenía muchas ganas e ilusión y aun así ha superado lo que esperaban mis expectativas. El ambiente es muy bueno e invita a hacer un trabajo bien hecho, de calidad, comprometido, de mejora constante. Todo esto se refuerza gracias a espacios de formación y de diálogo cada cierto tiempo, que fomentan un crecimiento profesional y personal. Además, los compañeros llevan muchos años en la profesión y puedes aprender mucho de ellos.

 

Sobre las tareas del día a día, la comunicación es un trabajo muy divertido y apasionante ya de por sí. Es algo que disfrutas haciendo. Y actualmente, debido al mundo digitalizado en el que vivimos, tiene el reto añadido de mejorar constantemente los métodos de trabajo para llevar el mensaje de la Iglesia y la CEE a la sociedad.

“Mi consejo a los jóvenes es intentar hacer siempre un trabajo honesto, de calidad y que aporte un valor y un bien a la sociedad. Después, las oportunidades llegan con más facilidad”

¿Cómo puede la Iglesia conectar mejor con los jóvenes a través de los medios?

Es una muy buena pregunta con una respuesta nada fácil. Es el quebradero de cabeza de todos los que trabajamos y queremos trabajar en el mundo de la comunicación. Tenemos por delante una labor muy chula e interesante, una labor de ver la forma de llegar a la gente. En el caso de la Iglesia jugamos con ventaja porque tiene un mensaje de amor que no deja indiferente a nadie. Y menos a los jóvenes, que tenemos una exigencia de amor muy grande, un corazón inquieto que busca la verdad y la autenticidad, que no se conforma con nada que no sea eso.

 

Los medios y todas las herramientas dentro del mundo de la comunicación son geniales para esa labor. Es decir, el mensaje ya está, pero hay que buscar la forma de que llegue a los jóvenes. Y en ese camino creo que tienen mucha importancia dos cosas: conocer las inquietudes de los jóvenes y estar donde ellos están. Ahí también juegan un papel esencial los formatos digitales, que ofrecen muchas posibilidades y hay que buscar la mejor forma de aprovecharlos para transmitir ese mensaje.

 

En la entrada de la Conferencia Episcopal, en la calle Añastro
En la entrada de la Conferencia Episcopal, en la calle Añastro.

 

Desde tu experiencia en la UFV y la CEE, ¿qué consejos darías a otros jóvenes periodistas que quieran trabajar en medios religiosos o institucionales?

Creo que siempre hay que esforzarse por hacer un trabajo bien hecho. Además de eso, también creo que soy muy afortunado. Pero mi consejo es intentar hacer siempre un trabajo honesto, de calidad y que aporte un valor y un bien a la sociedad. Después, las oportunidades llegan con más facilidad.

 

¿Hay alguna historia o experiencia que te haya marcado especialmente?

Todavía llevo poco tiempo y estoy seguro de que más adelante iré acumulando muchas de esas experiencias positivas de las que hablas. Además, este año es especial por el Jubileo y hay muchas cosas impresionantes por delante. Aun así, en este tiempo también ha habido cosas que me han llamado la atención positivamente. Una fue en mi primer día. Todo el mundo llegaba de sus vacaciones de Navidad y el primero en recibirnos fue el presidente de la CEE, Monseñor Luis Argüello. Es arzobispo de Valladolid, vive allí y ahí tiene muchas labores que hacer. Sin embargo, no perdió la ocasión de recibirnos y estuvo hablando con todos nosotros un tiempo. Después me enteré de que es algo que hace siempre que puede.

 

Pablo Parreño, en su despacho
Pablo Parreño, en su despacho.

 

También, me ha impresionado la importancia que se le da al plano personal y no sólo al profesional, lo que comentaba antes con esos espacios reservados a la formación y al diálogo. A lo largo del curso también se organizan otras jornadas de oración y culturales. Otra de las cosas que me han llamado la atención es la enorme labor que realiza la CEE. Ya sabía que la CEE era una institución con mucha importancia dentro de España, sin embargo, me impresionó la gran cantidad de comisiones y subcomisiones que hay en ella. Cada una con una labor específica que busca servir a la Iglesia y a la sociedad en cada rincón.

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