Regnum Christi España

Entrevista | Profesión perpetua del H. Daniel Aguilar, L.C.: “Como en el matrimonio: todo lo mío será del Señor y todo lo suyo, mío”

H. Daniel Aguilar legionario de Cristo

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El H. Daniel Aguilar, L.C., hará sus votos perpetuos el 11 de septiembre de 2024, en Madrid. En esta entrevista nos abre su corazón y nos explica, entre otros temas, la importancia de su familia en su vida, por qué ha decidido hacer la profesión en Madrid, y no en Roma, o qué implica dar este paso. En gran medida sus palabras están transidas por el reciente fallecimiento de su padre, de quien recibió la fe y quién le ayudó confiar en la Divina Providencia. Precisamente de él, nos cuenta, incluso en el último momento de su vida, que “sus palabras siempre estaban llenas de esperanza y confianza en el Cielo: rezaba constantemente por las vocaciones y por mí, su hijo”.

Hace 29 años que nació el H. Daniel en Guadalajara, Jalisco. Fue apostólico de los Legionarios de Cristo, entró en el noviciado con 18 años, y en este momento estudia Teología en Roma. El H. Daniel nos explica que cuando hizo sus prácticas apostólicas en Madrid “no sabía lo que me esperaba, pero siento que me saqué la lotería”. Las personas con las que trató ahora las llama “mis ovejas” y a todas ellas Dios “las puso en el redil, sin yo buscarlas, y me ayudaron a descubrir ese corazón de pastor que ya estaba en mí, aunque muchas veces no me había dado cuenta”. Ahora, que va a hacer su profesión perpetua, como buen pastor, quiere dar el paso junto a ellas.

 

El H. Daniel, junto a un grupo de jóvenes durante la JMJ de Lisboa
El H. Daniel, junto a un grupo de jóvenes durante la JMJ de Lisboa.

 

¿Cómo describiría la importancia de este paso en su vida religiosa camino al sacerdocio?

La vida religiosa es como una velita. Los sagrarios siempre están acompañados de una vela al lado, conocida como “testigo”, que indica la presencia del Señor hasta que se consume. Así es también la vida religiosa, somos como esa vela ante Dios y ante los hombres.

 

Si observas una vela, está hecha de algo muy sencillo: cera y una mecha. Lo básico que puedes encontrar en la naturaleza. Aunque, si lo piensas, es maravilloso lo que pueden hacer las abejas, convirtiendo el polen en tantas cosas. El Señor toma esa creación, ese polen, y lo lleva por un proceso hasta convertirlo en una velita. A veces ni siquiera somos conscientes de lo que el Señor está haciendo con nosotros, hasta que nos damos cuenta de que llegamos a ser esa llama. Tú pones casi nada, apenas un polvito, y el Señor llega y enciende esa vela. Una vela que no se enciende no tiene propósito; pero cuando llega la luz, todo cambia.

 

Hay otro aspecto importante, no menos bonito, pero que da mucho en qué pensar: el fuego consume. Una vez que permites que ese fuego te encienda, es cuestión de vida o muerte, porque tu único propósito es alumbrar y ser consumido para dar testimonio de Aquél que está presente.

 

Es importante recordar que el fuego es el que te da propósito al consumirte. Pero, poco a poco, el Señor te va consumiendo para que Él siga viviendo. Él necesita de esa cera y esa mecha que tú le ofreces, que es lo que eres. De esta forma, se establece una relación muy bonita y fuerte entre la vela y el fuego. Una vez que esa llama se enciende, ambos estarán unidos para siempre, hasta que uno de los dos se extinga. El trabajo de la vela es proteger ese fuego para que no se apague, y el trabajo del fuego es consumir la vela para seguir brillando.

Una vez que permites que ese fuego te encienda, es cuestión de vida o muerte, porque tu único propósito es alumbrar y ser consumido para dar testimonio de Aquél que está presente.

¿Por qué va a hacer la profesión perpetua en Madrid?

La razón principal es que es un momento muy significativo en mi vida: es entregar la vida al Señor. Hay dos momentos en la vida que son muy importantes: cuando naces y cuando entregas toda tu vida a una vocación. Es un momento clave en el que toda la historia cambia, entregas tu vida.

 

Creo que esa fue la clave que viví durante mis prácticas apostólicas en Madrid. Era muy consciente de que ese periodo de práctica era una entrega total a lo que Dios pusiera delante de mí. Realmente creo que hubo muchísimos cambios de planes. Primero iba a ir a Indiana, Estados Unidos, pero no se dio por el COVID. Estuve en una especie de limbo aquí en Roma durante cinco meses, hasta que me cambiaron de destino y terminé en Madrid. No sabía lo que me esperaba, pero siento que me saqué la lotería.

 

Por eso tenía un gran deseo en mi corazón de poder hacer esta entrega de mi vida en Madrid, con todas las personas a quienes el Señor me concedió la gracia de conocer y que marcaron mi vida en muchos sentidos durante esos años de prácticas. Fueron muchas las lecciones que dejaron una huella en mi corazón y en mi camino. Quería recordar este día para la eternidad, porque así será, de la mano de cada uno de vosotros. En Madrid, están esas personas que yo llamo “mis ovejas”, todas esas personas que el Señor puso en el redil, sin yo buscarlas, y que me ayudaron a descubrir ese corazón de pastor que ya estaba en mí, aunque muchas veces no me había dado cuenta.

 

Durante la Copa ECYD celebrada en Valencia
Durante la Copa ECYD celebrada en Valencia.

 

¿Qué espera que cambie en su vida después de hacer su profesión perpetua?

Es una pregunta complicada, pero intentaré responderla. Por un lado, creo que ya ha habido muchos cambios en el proceso. Cuando uno se prepara para entregar su vida entera a Dios, es como un pedazo de mármol, a veces feo y deforme, al que ni siquiera se le nota que es mármol. Creo que el cambio más sustancial no se da en el momento de la profesión, sino en todo el camino previo. Esos fueron los golpes de martillo que el Señor fue dando con amor para sacar la figura que ya estaba ahí, desde el seno materno, desde el momento en que me creó y me llamó a la vida, a la fe, a la Iglesia y a vivir esta consagración entregado en la Legión de Cristo.

 

Es algo muy fuerte, porque es algo que ya está ahí, y cuando te das cuenta de que toda tu vida ha estado ahí, es como encontrar un tesoro. El cambio más grande, diría, ha estado en ese camino previo. Evidentemente, lo que me espera por delante no me lo imagino, y quizás no cambie mucho en lo visible. Seguiré siendo el apóstol que el Señor ha hecho de mí, que me está llamando y enviando para entregarme, como decía antes, como una vela, para consumirme en este testimonio para los demás.

Cuando comprendes que tu vida solo tiene sentido en la medida en que la entregas por alguien que amas, por el Señor, es entonces cuando realmente comienza a tener propósito.

¿Qué personas han sido clave en su camino vocacional?

Es una pregunta muy fuerte especialmente en las circunstancias en las que estoy ahora y creo que es providencial también. Yo he tenido una suerte increíble de tener un padre y una madre que han sido testimonios de su fe, de la entrega a los demás. Siempre recuerdo que había cosas que hacer por los demás en la parroquia, en el pueblo, con los primos, los tíos o el vecino. También me marcó mucho en mi vida la fe que recibí en el hogar, sobre todo con mi padre que en paz descanse en el Cielo.

 

No vengo de una familia de renombre, pero algo que nunca nos faltó fue la felicidad y el amor en casa. Había momentos en los que la Providencia se hacía muy evidente. Recuerdo un año en el que tardé bastante en entrar al colegio porque no sabíamos exactamente dónde ni cómo. Sin embargo, ni siquiera me preocupé, porque mi padre siempre repetía una frase cada mañana cuando rezábamos una oración a la Divina Providencia. Esa confianza en que la Divina Providencia iba a proveer la casa, el vestido y el alimento, era algo que marcaba profundamente nuestra vida familiar. Mis padres también siempre ponían los medios necesarios para entregarse completamente y darnos lo mejor.

 

El H. Daniel abrazándose con su padre, recientemente fallecido
El H. Daniel abrazándose con su padre, recientemente fallecido.

 

Ese testimonio de fe, especialmente en los últimos años de vida de mi padre, fue una fuerza brutal. En los momentos más difíciles, lo que me levantaba una y otra vez era esa fe que escuchaba de él. Durante sus últimos años, estuvo muy débil y enfermo, literalmente clavado en una cama, sometido a diálisis. A pesar de todo, sus palabras y mensajes, hasta el último momento en que fue consciente, siempre estaban llenos de esperanza y confianza en el Cielo. Rezaba constantemente por las vocaciones y por mí, su hijo.

 

Muchas veces, sus palabras me dejaban desarmado, porque a través de su voz y su testimonio de fe, uno podía olvidar que estaba pasando por una cruz. Para mí, él ha sido un pilar fundamental y clave para entender lo que significa vivir la vida en clave de entrega. No solo los religiosos vivimos entregados. Cuando comprendes que tu vida solo tiene sentido en la medida en que la entregas por alguien que amas, por el Señor, es entonces cuando realmente comienza a tener propósito.

Cuando me hablan de las almas, cuando el Señor me pone todas estas ovejas en mis manos, me lo tomo muy en serio, muy a pecho

También Usted suele hablar de las almas que Dios ha puesto en su camino…

Efectivamente, desde que entré en la Legión, me infundieron un gran deseo de hacer cosas por las almas. Cuando yo era apostólico, nos decían: “Vamos a hacerlo por las almas”, y así lo hacíamos. Hoy en día podría pensar que eran tonterías, pero realmente fueron caldeando en mi corazón ese sentido de querer desgastarme y entregarlo todo por amor a las almas.

 

En la misión, cuando conocí esos rostros, recordaba nuestras aventuras y aquellas frases: “Hacemos las cosas por las almas”. Y pensé: la verdad es que no me arrepiento de nada, por más tontas que pudieran parecer algunas de las cosas que hacíamos, como comer unos frijoles fríos un día. Todo lo hacíamos por las almas.

 

Cuando me hablan de las almas, cuando el Señor me pone todas estas ovejas en mis manos, me lo tomo muy en serio, muy a pecho. Tanto así que, muchas veces, toda mi oración ha sido simplemente interceder por esa persona que necesitaba una palabra de aliento, por quien estaba pasando por un mal momento, por los niños de los campamentos, por los jóvenes que acompaño, o por este chico o chica que atendía en dirección espiritual. La verdad es que todo esto me ha moldeado y me ha cambiado muchísimo en este proceso de formación. Estos han sido, sin duda, dos pilares fundamentales.

 

En la copa ECYD 2021
En la copa ECYD 2021.

 

¿Qué sentimientos experimenta al acercarse a su profesión perpetua?

Podría escribir un libro sobre esto. He tenido la suerte de estar presente en la profesión perpetua de dos hermanos aquí en casa, en Roma, después de los ejercicios espirituales del mes. La verdad es que, por un lado, es algo que te sobrepasa, es una experiencia muy fuerte. Cuando eres realmente consciente del regalo que Dios te ha dado con la vida, y además te ha llamado a algo tan grande y maravilloso como entregarte por amor a Él, a la Legión y al Regnum Christi, te das cuenta de lo que estás a punto de hacer.

 

Es como si todo para lo que te has preparado, los años que han pasado, las dificultades, las historias y las personas, por fin culminaran en este día. Ya no se trata solo de una promesa, sino de un sello de unión y de compromiso, como en el matrimonio, en el que todo lo mío será del Señor y todo lo de Él será mío. Cuando piensas en lo que traes para entregarle, te das cuenta de que no es poco, y te surge una reflexión profunda: el Señor siempre ha estado esperándote para este momento.

 

Recuerdo vivamente cuando viví otras profesiones perpetuas, y vi a las personas llevar su pedacito de pan como ofrenda. La verdad es que en ese momento se me rompió el corazón de emoción al darme cuenta de lo que significa formar un corazón sacerdotal. El Señor consagra ese pequeño pan al punto de entregarse a Sí mismo, su Cuerpo y su Sangre, en ese humilde pedacito de pan y en el cáliz.

La canción “Que se quiebre mi corazón en mil pedazos de amor” se ha convertido en un refugio para mí, la he repetido mil veces.

¿Podría recomendarnos un libro, o una canción, o versículo del Evangelio… que esté siendo clave para usted en este tiempo de preparación a la profesión perpetua?

Hay una frase que me ha acompañado durante toda mi vida, y es curioso porque creo que la escuché por primera vez cuando me preparaba para mi Primera Comunión. Mi madre vio que la escribía en mis cuadernos desde entonces: es el final del poema de Santa Teresa de Jesús: “Solo Dios basta”. Esta frase me ha acompañado a lo largo de toda mi vida, no solo como un lema o modelo, sino como un verdadero programa de vida.

 

Haga lo que haga, cuando las cosas salen bien o mal, en los momentos de crecimiento o de caída, cuando me siento vacío, siempre vuelvo a recordar que solo Dios basta. Hoy puedes estar aquí, mañana enfermo, pero solo Dios basta. Hoy puedes tener algo en el bolsillo y mañana nada, pero solo Dios basta. Esta frase ha marcado profundamente mi vida.

 

Durante un encuentro territorial
Durante un encuentro territorial.

 

¿Y alguna canción?

Sí, hay una canción que me impactó profundamente: “Que se quiebre mi corazón en mil pedazos de amor”. En la oración, nos dirigimos a Dios cuando sentimos que las cosas se nos escapan de las manos, cuando el peso de la realidad parece rompernos por dentro, con pruebas o enfermedades. Pero esta canción es diferente: es el alma la que pide a Dios que le quiebre el corazón, pero para ofrecérselo a Él.

 

Esta canción se ha convertido en un refugio para mí, la he repetido mil veces. Recuerdo que la escuché mientras subía al avión, en el momento en que recibí la noticia de que mi padre ya había partido a la casa del Padre. Me sentí roto, como cayendo en el vacío. Sin embargo, pensar en esta canción me dio un gran consuelo. Es curioso cómo el Señor actúa, porque al principio yo veía esta canción solo como una consagración a Dios, como un clamor: “Señor, te pido que no solo me quiebres, sino que me lleves a asemejarme más a ti”. Que me quiebre, que me deje formar el corazón para que se rompa por los demás, por Él. Y todo esto cobró otro sentido después de ese momento.

 

El H. Daniel en unas misiones de Semana Santa
El H. Daniel en unas misiones de Semana Santa.

 

Llegué a los ejercicios espirituales y encontré mucha luz y significado en esta idea: la vida es una constante entrega. A veces, incluso, se trata de tocar el límite, de romperse, pero no buscando un logro personal o resultados inmediatos. La vida misma ya tiene sus propias pruebas, y lo que verdaderamente importa es el amor.

 

Lo que más me impactó de esta canción es cómo refleja ese amor que a veces nos quiebra emocionalmente, nos rompe los esquemas y nos desbarata los planes. Pero es ese mismo Amor, con mayúsculas, el que está ardiendo en mi corazón en estos días previos a mi profesión religiosa.

 

Así se conectan profundamente las dos ideas: solo Dios basta y el clamor al Señor para que seamos instrumentos de su amor en el mundo.

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