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“Este viaje a Roma ha sido para los hermanos, especialmente para los que van a profesar, una fuerte impregnación de lo que es también el futuro, el plan de Dios para ellos si Dios quiere”, dice el P. Nikolaus. Participar en una ordenación de sacerdotes, dice, les pone en “la perspectiva del sacerdocio también con el realismo de que cada diácono que se ordena tiene todo un camino de logros y de fallos, y de talentos y de defectos, y que Dios va hablando dentro de esta realidad humana y llamando dentro de esta realidad humana”. Un programa que ellos van a tener que recorrer durante su discernimiento vocacional.

Ver con realismo que cada diácono que se ordena tiene todo un camino de logros y de fallos, y de talentos y de defectos, y que Dios va hablando dentro de esta realidad humana

El Rector del noviciado de los legionarios de Cristo también nos ha compartido que para él, “cada ordenación es también una renovación del propio don recibido», y un  «darse cuenta, otra vez, de la hermosura de la vocación sacerdotal, un elemento de mucha animación y de mucha renovación espiritual”.

Dios busca hacerse presente en el mundo

Uno de los novicios, el H. Rodrigo Serrano, también nos aporta su visión particular desde la perspectiva de quien está comenzando una trayectoria de formación: “Lo que pasa en una ordenación sacerdotal es que se puede ver de una manera más afectiva como el Señor llama a los hombres que Él quiere para estar con Él y llevar la alegría del evangelio a toda la creación”. Él percibe esa unión entre Dios y el sacerdote, pues contempla “cómo hace a estos hombres iguales a Él, pues son sus amigos, y busca hacerse presente en el mundo por su vida consagrada”.

Ver de una manera más afectiva como el Señor llama a los hombres que quiere para estar con Él y llevar la alegría del evangelio a toda la creación

Otro punto que destaca el novicio “es que Dios es fiel y cumple su palabra: la promesa que les hizo un día a cada uno de los jóvenes que ahora son sacerdotes, de que serían únicamente de Jesús, lo hemos visto cumplido y da esperanza, aviva nuestra fe y confirma nuestra vocación para seguir cogidos de su mano y dejar que se cumpla su voluntad”.