Más de 200 niños y niñas del ECYD llevan la alegría de la Resurrección a las calles de Sevilla con la Cruz de Mayo
LomásRC
“Me bajo del bus con más de 100 niñas vestidas de flamencas. Empezamos a caminar y veo que las miradas se empiezan a dirigir hacia nosotros”, relata Pach Gálvez, una consagrada del Regnum Christi que trabaja en el ECYD de Sevilla. Con entusiasmo, los niños respondían a los curiosos que preguntaban a dónde se dirigían: “Vamos a la Iglesia del Salvador, es nuestra Cruz de Mayo”. La Cruz de mayo no solo es una procesión, sino un testimonio viviente de la Resurrección de Jesús que el ECYD lleva por las calles de Sevilla con su propio paso.
Fe y misión
La procesión fue un despliegue de fe, donde los niños, como costaleros, llevaban el paso en sus hombros con una destreza conmovedora. “Por otro lado, los misioneros van junto a la procesión repartiendo estampas y explicando lo que está pasando”, comenta Pach. La banda que cerraba la procesión hacía retumbar no solo los tambores, sino también los corazones de todos los presentes.
“La Cruz de Mayo es un evento precioso que nos une como familia Regnum Christi”, añade Pach. Este día, lleno de devoción y tradición, permitió a todos los participantes, desde los más pequeños hasta los mayores, vivir y compartir su fe de manera tangible. La procesión se convirtió en una verdadera manifestación del gozo de la Resurrección y de la vitalidad del ECYD, recordando a todos los presentes que Jesús está vivo y nos quiere vivos.
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