La nueva situación, como a todos, ha cambiado sus costumbres, y precisamente a mejor: ahora hay “tiempo para estudiar sin prisa, trabajar sin prisa, vivir sin prisa, rezar juntos, sobremesas largas, juegos de mesa, compartir reflexiones, esto es quizá lo más importante… conocernos mejor”. No te pierdas su testimonio.
A falta de Misa, Victoria y Javier han preparado este altar junto a la televisión para poder seguir así la Eucaristía.
“Nos han obligado a parar, ya no vamos corriendo al colegio, ya no vamos corriendo a clase, ya no tenemos tanto trabajo, tenemos tiempo!!!!!!!!!!!
Tiempo para estudiar sin prisa, trabajar sin prisa, vivir sin prisa, rezar juntos, sobremesas largas, juegos de mesa, compartir reflexiones, esto es quizá lo más importante… conocernos mejor.
El domingo, día importante en casa, día del Señor, nos arreglamos, preparamos el altar, velas… y asistimos a misa con más devoción, más compromiso y siendo más conscientes del regalo que Dios nos hace que es vivir.
Cómo matrimonio, estos días de confinamiento nos vemos tal cual somos, cómo Dios nos creo, sin nada más que Dios y nosotros… nada que camufle nada, sin coraza, ‘a pelo’… Así somos… así nos queremos, así quiere Dios a nuestro cónyuge y así le quiero yo.
Es verdad que sentimos más la responsabilidad de educar a nuestros hijos para que tengan fe. Pero en esta situación nos damos cuenta que nos pueden quitar todo menos nuestro amor a Dios y esa es la alegría de nuestra vida”.