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El Encuentro sobre protección de menores urge a ponerse del lado de la víctima

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El encuentro celebrado en el Vaticano ha sido un nuevo capítulo de la Iglesia en su lucha contra los abusos a menores en su seno.

Hace casi veinte años ya se introdujeron leyes más estrictas para combatir el abuso por parte de clérigos, y cuyos resultados fueron palpables facilitando una drástica caída del número de abusos, como se puede ver en los informes publicados recientemente, pues se trata en su gran mayoría a abusos cometidos antes de la aplicación de estas nuevas normas. No obstante, en la clara opción de la Iglesia por la tolerancia cero, este encuentro se ha mantenido en el más alto nivel con 190 participantes, de los cuales 130 eran los presidentes de las conferencias episcopales.

 

Durante la primera jornada, el tema principal fue la responsabilidad de los obispos en su tarea pastoral, espiritual y jurídica. En la segunda, se habló de la “rendición de cuentas”, discutiendo las soluciones que deben adoptarse de acuerdo con el Derecho Canónico. Finalmente, el tercer día se dedicó a la transparencia en los procedimientos tanto internos de la Iglesia como hacia las autoridades civiles y a todos los fieles.

 

Un encuentro que ha tenido momentos de escucha de las víctimas, de oración e, incluso, de una liturgia penitencial al final del tercer día, necesaria por la gravedad del pecado y del delito, así como por la necesidad de conversión de toda la Iglesia.

 

Allí se escuchó a obispos como el cardenal Luis Antonio Tagle, presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas y de Caritas Internationalis, hablando de “acercarnos a las heridas del pueblo y reconocer nuestras faltas”; al arzobispo maltés Charles Scicluna, explicando la necesidad de asumir la responsabilidad y que se investiguen todas las denuncias “con la ayuda de expertos y que la investigación se concluya sin demoras innecesarias”; y al cardenal Rubén Salazar, arzobispo de Bogotá, señalando “no hay ninguna justificación posible para no denunciar, para no desenmascarar, para no enfrentar con valor y contundencia cualquier abuso que se presente al interior de nuestra Iglesia”.

 

También participaron mujeres laicas como la Dra. Linda Ghisoni, Subsecretaria de la sección para los Fieles Laicos del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, que explicó que “tomar conciencia del fenómeno y dar cuenta de la propia responsabilidad no es una obsesión, no es una acción inquisitoria accesoria para satisfacer meras exigencias sociales, sino una exigencia que brota de la naturaleza misma de la Iglesia como misterio de comunión fundado en la Trinidad”.

 

Por su parte, la periodista Valentina Alazraki urgió a la trasparencia, y defendió que en la Iglesia no debería haber “hijos de primera o segunda división. Sus hijos aparentemente más importantes como lo son ustedes, los obispos, y los cardenales no son más importantes que los niños, las niñas, los jóvenes que hayan vivido la tragedia de ser víctimas de abuso por parte de hombre de la Iglesia, de un clérigo”. Por eso, ante conductas delictivas como los abusos a menores, “una institución como la Iglesia, no tiene otro camino que no sea el de ponerse del lado de la víctima y no del victimario”.

 

Para leer las participaciones completas de todos los ponentes del encuentro, puedes acceder a la web de la Santa Sede.

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