Para los católicos, con el deseo de alcanzar esta gracia, la indulgencia plenaria hace que la caridad se encienda, el espíritu de oración se consolide, y se robustezca consecuentemente el vínculo con el Vicario de Cristo, el Papa. Todo ello hace que el celo apostólico aumente y se traduzca en obras para cooperar con toda la Iglesia en la llegada del Reino de Cristo.

A toda la familia Regnum Christi se le ha concedido por indicación del Papa Francisco, la indulgencia plenaria, además de en otras ocasiones habituales para todos los fieles:

• Al hacer la promesa de cumplir fielmente sus propios Estatutos, al menos en privado, el día de la incorporación.
• Después de completar los ejercicios espirituales anuales, y al renovar la misma promesa.
• Y al participar devotamente en las solemnidades de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, y en la litúrgica memoria de los Siete Dolores de la Bienaventurada Virgen María.

Para ello, se ha cumplir con las condiciones habituales: tener la disposición interior de un desapego total del pecado; la confesión sacramental (20 días antes o 20 días después); la comunión eucarística y la oración por las intenciones del Papa. Así como rezar un Credo y un Padrenuestro ante el Santísimo Sacramento o ante una imagen de la Virgen Dolorosa.