- «Me apunté a las misiones de Córdoba porque me estaba sintiendo un poco alejada de Dios y fui con el propósito de buscar respuestas a esa distancia y a volver a acercarme a Él».
- «Hubo una persona en particular que me abrió los ojos, el P. Sebastián. Su confesión fue algo que me tocó el corazón y me ayudó mucho a reflexionar mi relación con Cristo»
- “Había niños que no tenían ni agua en sus casas, y esos a veces eran los primeros en sonreír, estaban felices cuando jugaban con nosotros”.
- “Las sonrisas, las lágrimas, las risas… eso es lo que importa, eso es lo que debemos hacer, eso ayuda más que cualquier cosa”.
- “Desgraciadamente para agradecer y valorar lo que tengo, a veces hay que ver como otros carecen de esas cosas”.
Ahora va a cumplir 18 y estudia 2º de Bachillerato. Sin embargo, estas misiones de Juventud Misionera para ella van a ser especiales. Y van a serlo por diversas razones: la primera porque fue buscando a un Dios que tenía un poco alejado, y por otro porque ha descubierto la necesidad de amor que hay que entregar en la parroquia donde han misionado, Santa Luisa de Marillac, en una de las zonas más marginales de Córdoba. Muy elocuente, nos explica: “Le pregunté a uno de los niños por qué venía a Puerta Verde, los campamentos de la parroquia, y me dijo que era porque le podían sacar una sonrisa”. La misma diócesis de Córdoba se ha hecho eco de la misión.
Misiones en Córdoba, ¿qué te sugirió al principio el ir a Córdoba? ¿Qué fue lo encontraste?
Me apunté a las misiones de Córdoba porque me estaba sintiendo un poco alejada de Dios y fui con el propósito de buscar respuestas a esa distancia y a volver a acercarme a Él. Encontré justamente eso gracias a todas las personas a las que visitamos y conocimos, especialmente los niños. Pero hubo una persona en particular que me abrió los ojos, el P. Sebastián. Su confesión fue algo que me tocó el corazón y me ayudó mucho a reflexionar mi relación con Cristo.
Las misiones en Córdoba se hacen en un barrio marginal, ¿cómo se habla de Cristo a las personas de esta zona? ¿Qué es lo que más necesitan estas personas?
Yo personalmente creía que, estando en el barrio en el que estábamos, no se iban a tomar muy bien que fuésemos hablando de Cristo por las casas y calles, pero fue algo sorprendente lo diferentes que fueron sus reacciones.
Lo que más me impactó fueron los niños. A pesar de sus situaciones estaban todos sonriendo, cantando, bailando… era algo impresionante.
Claramente no todo el mundo estaba de acuerdo, pero nos respetaban, como nosotros los respetábamos a ellos. Muchos fueron muy educados al respecto. Son los prejuicios los que me hicieron pensar que íbamos a tener una respuesta totalmente distinta. Al fin y al cabo, que vivan en ese barrio no significa que sean peor o mejor que nadie, y tampoco significa que sean malas personas, solo necesitan que alguien las escuche y las ayude. Eso es todo. Necesitan personas dispuestas a escucharlas de verdad.
Solo necesitan que alguien las escuche y las ayude. Eso es todo. Necesitan personas dispuestas a escucharlas de verdad.
¿Qué fue lo que más te impactó de esta experiencia?
Creo que hablo en nombre de muchos de los que fuimos cuando digo que lo que más me impactó fueron los niños. A pesar de sus situaciones estaban todos sonriendo, cantando, bailando… era algo impresionante. Había niños que no tenían ni agua en sus casas y esos a veces eran los primeros en sonreír, estaban felices cuando jugaban con nosotros. Le pregunté a uno de los niños porque venía a Puerta Verde y me dijo que era porque le podían sacar una sonrisa. Esa es la única razón por la que van los niños, porque les hacemos felices jugando a lo que sea con ellos.
A mí, particularmente, me impactó un niño en especial, Manuel. Era el niño más vulgar y bruto de los de allí, pero fue el primero en llorar cuando nos tuvimos que ir. No paraba y no quería despedirse de nadie, y nos sorprendió absolutamente a todos. Parecerá una tontería, pero me impresionó mucho su comportamiento cuando vimos unos gatitos en el jardín, y él fue a cogerlos a todos para que estuviesen juntos y no solos. Estuvo protegiéndolos, diciendo que a los animales hay que tratarlos bien y cuidarlos porque no pueden cuidarse solos. Puede que sea una tontería, pero ver a ese niño que no paraba de intentar pegarte, ser tan atento y cariñoso con esos animales te enseña su corazón y nunca me olvidaré de él.
Suena horrible, pero es la verdad, ver a estas familias y a estos niños me ha abierto los ojos de una manera increíble.
¿Te van a cambiar las misiones a ti por dentro?
Por supuesto que estas misiones me han cambiado por dentro. Desgraciadamente para agradecer y valorar lo que tengo, pues a veces hay que ver cómo otros carecen de lo que tengo yo. Suena horrible, pero es la verdad, ver a estas familias y a estos niños me ha abierto los ojos de una manera increíble porque perfectamente si Dios hubiera querido que yo fuese uno de esos niños lo hubiera sido.
Por vuestro testimonio misionero ¿qué es lo que va a cambiar en las vidas de las personas que encontraste allí?
Parece que no hayamos hecho nada en la vida de esas personas, no les hemos dado dinero, no les hemos sacado de ese barrio, pero algo les ha cambiado el corazón y eso es lo más importante. Las sonrisas, las lágrimas, las risas… eso es lo que importa, eso es lo que debemos hacer, eso ayuda más que cualquier cosa.
No sabría qué decir, la verdad. Sólo que habrán aprendido un poco de todos nosotros, han sacado de todos los misioneros algo especial que nunca olvidarán.