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Con 22 años, nacido en Ciudad de México y criado en Cuernavaca, el H. Santiago iniciará ahora la etapa de estudios humanísticos en Estados Unidos. “Estudios que me ilusionan y que especialmente en nuestra formación son sumamente importantes para conocer al hombre del ayer, del hoy y del mañana, y así, conociéndole, poderle llevar a Cristo”, explica. Durante el verano permanecerá unas semanas en España para compartir vida comunitaria en el noviciado junto a los jóvenes que están haciendo un curso de discernimiento.

¿Qué ha significado para Usted culminar estos dos años de noviciado y dar este paso tan importante de la primera profesión de votos?

Me siento muy agradecido con Dios por haberme regalado estos dos años maravillosos, donde he podido conocerle cada vez más a Él, a mí mismo y a la Legión y al Regnum Christi. Creo que naturalmente termina un periodo fuerte de discernimiento donde he podido confirmar este paso hacia la primera profesión religiosa. Me siento muy feliz de haber podido dar este paso acompañado de grandes formadores y de una hermosa comunidad.

Con la tranquilidad de que es el camino por el cual el Señor me pide seguirle y donde yo también quiero responderle consagrándole mi vida entera.

Durante el noviciado, ¿ha habido algún momento, experiencia o persona que haya sido especialmente decisiva para fortalecer su vocación?

Creo que han sido varias las experiencias que el Señor me ha regalado durante mi noviciado y que han sido un medio para fortalecer la opción vocacional. Pero, sin duda, una de las experiencias que más me han ayudado durante mi noviciado ha sido el mes de servicio social. Esta experiencia se va alternando año con año junto con el mes de trabajo en el campo. Concretamente en mi primer año dedicamos una semana acompañando a los peregrinos de la hospitalidad de Madrid que anualmente organizan esta experiencia para visitar a la virgen de Lourdes. Durante estos días pudimos conocer a muchos voluntarios y acompañar a enfermos y discapacitados en su peregrinación a Lourdes. Fueron días muy hermosos, donde pudimos conocerlos, escucharlos, hablar con ellos y admirarnos de la fe de cada uno de ellos. Muchos de ellos llevan 10, 15, 20 o 30 años yendo a Lourdes a visitar a la Virgen y a pedirle su curación.

Lo que más me impresionó fue escuchar sus historias. No todos ellos han tenido una vida fácil por sus enfermedades o limitaciones, pero estas no han sido un impedimento para que la Virgen pudiera tocarles. Esta experiencia fue realmente especial, en Lourdes sentí que Jesus me regaló un corazón sacerdotal, un corazón como el suyo dispuesto a amar y entregarse por cada uno de los que Él padre le encomendó. Ha sido un regalo inmerecido pero que guardo en mi corazón especialmente en estos años siguientes de formación.

¿Qué le ha aportado el resto de vocaciones del Regnum Christi a lo largo de este tiempo de noviciado?

A lo largo de estos dos años he podido compartir mucho con distintos miembros de las distintas vocaciones de la familia Regnum Christi. En general diría que mucha admiración por cada una de las realidades en las que se desenvuelven. Ya sea desde los estudios, en el trabajo, o en sus familias o comunidades, me llena mucho ver como cada uno desde su realidad busca hacer presente el Reino de Cristo. Me llevo en el corazón una comunidad Regnum Christi viva, así como buenas amistades que el Señor me ha regalado en este tiempo.

Mirando hacia adelante, ¿qué espera de la nueva etapa formativa que comienza y qué ilusiones o desafíos vislumbran en este camino hacia el sacerdocio?

Personalmente me hace mucha ilusión esta etapa que comienza, especialmente el poder vivir en unión con Dios estos primeros años de vida religiosa, pero también formándome y preparándome para la misión que Dios tiene pensada para mí.

También voy a un país distinto a una cultura nueva, con muchas riquezas pero también con muchos retos. Vamos a una casa donde la comunidad es más grande en número de integrantes, pero también en número de nacionalidades. Será una experiencia muy hermosa de poder compartir con personas provenientes de diversas culturas.

Va a ser un periodo sumamente interesante, de conocer al hombre, la historia de la humanidad, arte y cultura. Estudios que me ilusionan y que especialmente en nuestra formación son sumamente importantes para conocer al hombre del ayer, del hoy y del mañana y así, conociéndole, poderle llevar a Cristo.

Uno de los mayores retos será estar un poco más alejado del resto del Regnum Christi. Ya sea por los estudios o por las clases, serán años con menos actividad apostólica y mayor dedicación a la formación académica que abarcaran gran parte de mi tiempo. Pero que a su vez me formaran para el día de mañana poder aportar más a esta familia espiritual de la que formamos parte.

Si algún joven que siente inquietud vocacional le pidiera un consejo, desde su propia experiencia, ¿qué le diría?

Le diría que no tuviera miedo a abrirle su corazón a Cristo. Él conoce mejor que nadie los deseos de nuestro corazón. Y que tampoco tenga miedo de buscar un director espiritual que le acompañe en su proceso. Un buen director espiritual es la clave para poder vivir un sano proceso de discernimiento vocacional bien acompañado.

El papa Benedicto XVI al iniciar su pontificado decía una frase que a mí me ayudó mucho: “¡No tengáis miedo de Cristo! Él no quita nada, y lo da todo”. Hoy, después de 6 años de discernimiento, puedo confirmar que Cristo no me ha quitado nada y me lo está dando todo.