Regnum Christi España

Ocho colaboradores españoles en 2025-26 | Paula, de Madrid: “Quería vivir un año de manera distinta, sin pensar en el currículum, sino en amar y entregarme”

María Artero, colaboradora del Regnum Christi
María Artero, colaboradora del Regnum Christi en el curso 2025-26.

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Ocho jóvenes del Regnum Christi han decidido dedicar un año de su vida como colaboradores, sirviendo a la Iglesia con generosidad y fe allí donde se les pueda requerir. “Sé que, donde sea que me envíen, será el lugar donde Él quiere servirse de mí”, nos comparte Miguel. Esta entrega apostólica no es un paréntesis en sus vidas, sino una respuesta madura a la llamada de Dios a través del carisma del Regnum Christi.

“Ser colab es una respuesta al deseo de priorizarle que ha puesto Jesús en mi corazón”, afirma María Artero, una de las chicas que este año dará un paso al frente. Con ella, tres más de Madrid: Paula Martín, ⁠Miguel Poyatos y Yolanda Plaza, y cuatro de Barcelona: ⁠Carmela Gimeno, Iñaki Toscas, ⁠Elena Olaya y ⁠Carlota Menéndez. ¿Qué lleva a un joven de hoy a dejarlo todo por un año? Cada uno lo expresa desde su historia personal, pero todos coinciden en algo: la experiencia de una llamada profunda. “La duda siempre estuvo ahí desde que era pequeño”, comparte Iñaki. “Ver a los otros colaboradores me inspiró y encontrar paz en mi corazón al tomar la decisión fue lo que me hizo saber que era lo correcto”. Unos han acabado bachillerato y otros su universidad: Psicología, Medicina, Relaciones Internacionales, Ingeniería Matemática…

 

Paula, con sus padres, en Fátima
Paula, con sus padres, en Fátima.

 

¿Qué fue lo que te llevó a dar este paso y decidirte a ser colaborador? ¿Por qué en este momento?

Carmela: La búsqueda del sentido, aprender a amar en todo. Es ahora porque cuanto más necesitas aprender a amar más debes entregarte y lo necesito mucho.

 

Iñaki: La duda siempre estuvo ahí desde que era pequeño. Ver a los otros colaboradores que he conocido me inspiró y encontrar paz en mi corazón al tomar la decisión fue lo que me hizo saber que era lo correcto. Dejar todo aquí no es fácil (deporte, amigos, familia, pareja…) Pienso que es el mejor momento, un año entre el colegio y la universidad, y que es fácil retomarlo a la vuelta, después habría sido más complicado.

 

Miguel: Creo que, tras descubrir la necesidad de tener a Dios en el centro y verme ya a las puertas de comenzar mi vida profesional, por haber acabado ya la carrera, me di cuenta de que Dios me pedía este año para dárselo a Él. Para poder, de verdad, descubrir qué es lo que quiere de mí, conocerme más a mí mismo y conocerle más a Él. De alguna forma, durante este año se me fue presentando la oportunidad y, como siempre, Dios fue preparando todo lo necesario. Confío en que este año me ayude a prepararme y, así, poder discernir cómo enfocar en adelante mi vida profesional para vivirla desde Él.

 

Paula: Creo que el ritmo frenético con el que vivimos , y que en estos últimos años se ha intensificado aún más, me hizo replantearme muchas cosas. Justo he terminado el doble grado en la universidad y sentí que este era el momento perfecto para hacer una pausa, tomar un desvío y vivir algo distinto. Tenía claro que no quería empezar mi vida laboral simplemente por inercia. Sentía la necesidad de vivir un año de manera distinta, sin pensar en el currículum, sino en amar y entregarme sin condiciones. Al final es hacer currículum en el amor. A veces parece que si no aprovechas el primer año para “posicionarte profesionalmente”, ya estás fracasando. Pero sinceramente, confío más en Dios que en esa lógica del mundo.

 

María: Ser colab el año que viene es una respuesta al deseo al deseo de priorizarle que ha puesto Jesús en mi corazón. Me ha permitido ser consciente de que TODO en mi vida parte de Él y por eso antes de empezar mi vida universitaria quiero cuidar nuestra amistad y dejarme hacer por Dios.

 

Elena: Ver la felicidad de otros colaboradores mientras le entregaban un año al Señor me llamó mucho la atención, y Él puso ese deseo en mi corazón de hacerlo en cuanto acabase el colegio.

 

Miguel Poyatos, colaborador del Regnum Christi
Miguel Poyatos, de Madrid.

 

¿Qué significa para ti dar un año de tu vida al servicio de la Iglesia y del Regnum Christi?

Carmela: Ser colaboradora significa para mí aprender a decir que sí a Dios todos los días.

 

Iñaki: Siento que estoy cumpliendo a la misión que Dios me llama dentro del Regnum Christi. Participar como miembro en el movimiento es una suerte y quiero hacer todo lo posible para ayudar a que crezca.

 

Miguel: He tenido la suerte de conocer a varios colaboradores y, para mí, el año de Colaborador es un regalo que tenemos en el Regnum Christi. De alguna forma, creo que lo que se da siempre es mucho más grande que lo que se recibe durante el año de Colaborador. Y, si algo me han enseñado, es que la lógica de Dios —es decir, la lógica del amor— funciona distinto, porque todo lo que no se da, se pierde. Para mí, este año significa que, incluso como laico, puedo vivir mi vida con Dios en el centro, poniendo los dones que Él me ha dado al servicio de los demás.

 

Paula: La verdad es que dar un año al servicio de la Iglesia y del Regnum Christi no es algo totalmente nuevo para los que formamos parte de la Sección de Jóvenes. De alguna manera, ya vivimos una entrega cotidiana, especialmente en comunidades como la de Almagro, donde servir, acompañar y formar parte activa es parte de nuestra vida. Pero este año tiene algo especial. Saber que todo está orientado a eso , a servir, a entregarse plenamente, sin distracciones ni otros compromisos, genera muchas inquietudes, claro, pero también una paz muy profunda. Porque cuando uno se decide a dar, aunque sea solo un uno por ciento de sí mismo, y lo pone en manos de Dios, Él siempre responde desbordándose.

 

María: Cuando decidí que quería darle el año que viene a Jesús no podía imaginarme en otro sitio distinto al Reino, pues esta es mi familia. Esta entrega también está cargada de mucha gratitud, pues es en el Regnum Christi donde el Señor ha ido conquistando y transformado mi alma.

 

Elena: Para mí significa devolver todo lo que he recibido en mi vida en Reino, pero también es un año de Dios y mío, y de acompañarle donde Él me diga.

 

Iñaki Toscas, el primero por la derecha de la imagen
Iñaki Toscas, el primero por la derecha de la imagen, durante unas misiones de Semana Santa.

 

Aún no sabes tu destino definitivo, pero ¿qué sientes ante la incertidumbre de no saber a dónde vas a ser enviado?

Carmela: ⁠Creo que no es tanto el lugar sino las personas a las que voy a conocer y con las que voy a caminar durante este año lo que me produce un sentimiento de inquietud en el corazón, una inquietud de amor en la espera.

 

Iñaki: Siempre hay preferencias pero sé que cualquier sitio estará bien, no solo por las personas que me encuentre ahí sino porque será donde Dios quiera. Siento intriga por saber a dónde pero tengo la certeza de que haya donde vaya Dios me sorprenderá, no se deja ganar en generosidad.

 

Miguel: Personalmente, confío en que Dios sabe mejor que yo tanto lo que necesito como lo que necesita la comunidad a la que voy. Así que, aunque no sepa el destino, tengo paz. Sé que, donde sea que me envíen, será el lugar donde Él quiere servirse de mí.

 

Paula: Creo que precisamente no saber aún mi destino es parte de lo que hace tan especial esta experiencia como colaboradora. Es comenzar el año de la mejor manera posible: dejando que sea Dios quien lleve la iniciativa desde el primer momento, y confiando en que Él sabrá escribir con mi vida mucho mejor de lo que yo podría hacerlo por mi cuenta. Esto no es un Erasmus ni un año sabático, aunque pueda parecerlo desde fuera. Aquí no soy yo la protagonista, sino Jesús. Y que sea Él quien elija el destino me recuerda eso constantemente: que este año no se trata de mis planes, mis gustos o mis ideas, sino de aprender a ponerlo todo en sus manos. Por mucho que yo tenga en mente algunos lugares, solo Él sabe dónde puedo ser más fecunda, dónde puedo hacerle presente de verdad, y dónde, cómo y cuándo quiere servirse de mí.

 

María: La verdad es que el Señor me está regalando mucha paz al pensar que da igual dónde o con quien vaya a vivir el año que viene, le tengo a Él y eso me basta.

 

Elena: El destino, al final, es lo de menos. Yo pongo toda mi confianza en sus manos y sé que, dondequiera que sea, va a ser donde tengo que estar y donde Él quiere que esté.

 

Carmela colaboradora del Regnum Christi
Carmela, la segunda por la derecha.

 

¿Qué esperas que suceda en tu vida personal a lo largo de este año de colaborador?

Carmela: ⁠No voy a mentir, este año creo que va a ser más un regalo que una entrega, no son excluyentes pero sé que Dios siempre da el ciento por uno y que voy a ensanchar mi corazón aún que un no sepa el cómo.

 

Iñaki: Estoy seguro de que las expectativas que tengo se verán superadas. Cristo pondrá en mi camino a personas nuevas y de las que seguro que aprendo mucho, y encontrarme un nuevo ambiente me ayudará a crecer personalmente y conocer mejor qué es lo que Dios quiere de mí.

 

Miguel: Sé que este año implica dejar atrás a tus seres queridos, pero también sé que te abre a crear nuevas relaciones profundas. Es un año exigente, pero que te hace crecer mucho, tanto a nivel personal como apostólico. Espero poder conocer mejor mis talentos, aprender a ponerlos al servicio, descubrir realidades distintas a la mía, acercarme más a Dios y, ojalá, también acercar a otras personas.

 

Paula: Todo y nada. Confiar ciegamente en Dios te lleva a comenzar este año sin expectativas concretas, pero con la certeza de que Él se desbordará en generosidad, como siempre lo hace. Me encantaría que este año me ayudara a vivir con más orden, a replantearme la lista de prioridades que solemos construir sin darnos cuenta, y a cultivar virtudes que me permitan regresar a mi día a día con una mirada más plena y profunda. Creo que, especialmente nosotros los jóvenes católicos, necesitamos aprender a vivir más de cara a la Providencia. Vivimos con ansiedad, queriendo tenerlo todo bajo control, como si el futuro dependiera solo de nuestras decisiones. Pero hace falta recordar , y vivir de verdad, que no hay nada en nuestra vida que se escape de las manos de Dios.

 

María: No tengo muchas expectativas, ni deseo “hacer” grandes cosas, tan solo espero vivir el año que viene “siendo” yo con Jesús, cuidar nuestra amistad, conocerme y echar raíces en Su Amor.

 

Elena: Creo que es un año de conocerse mucho a uno mismo y de aprender a darte y desprenderte de todo aquello que pasa a un segundo plano cuando Dios es el centro.

 

Elena Olaya saldrá este año como colaboradora del Regnum Christi
Elena Olaya, con su equipo del ECYD, en Barcelona.

 

¿Por qué es importante la figura del colaborador en la familia del Regnum Christi?

Carmela: ⁠Para mostrar la gratuidad del Padre.

 

Iñaki: Desde la experiencia que he tenido con diferentes colaboradores, veo como esa figura tiene una misión muy particular. Llegan a sitios del corazón muy concretos y es porque es una vocación muy concreta dentro del Regnum Christi. Es un rol diferente al de un consagrado o un sacerdote pero tiene una misión imprescindible.

 

Miguel: En mi opinión, la figura del colaborador es clave porque nos permite, como movimiento, abrirnos a nuevas realidades de otros territorios. Es una forma concreta de crecer como comunidad y de compartir lo que hemos recibido, al mismo tiempo que aprendemos de otras culturas, personas y formas de vivir la fe.

 

Paula: Creo que la figura del colaborador es fundamental dentro de la familia del Regnum Christi porque permite vivir de forma plena y concreta la vocación del apóstol de Cristo. Es una experiencia que ayuda a encarnar el carisma del Movimiento no solo en las palabras, sino en la vida misma. Dios, que ha salido a nuestro encuentro, nos reúne, nos forma y luego nos envía donde Él quiere, y el colaborador es testimonio vivo de esa disponibilidad y confianza. Hoy más que nunca, es esencial la coherencia entre lo que se dice y lo que se vive. No basta con hablar de entrega, de fe, de confianza en la Providencia, si luego nuestra vida está marcada por el miedo, el egoísmo o la comodidad. El colaborador es un signo visible de esa entrega desinteresada, de una vida centrada en Cristo y orientada al servicio de los demás.

 

María: Para mí, el colaborador es testimonio de un apóstol de Jesús y por tanto, reflejo de nuestro carisma.

 

Elena: Creo que un colaborador es una figura en la que muchos jóvenes se pueden ver reflejados por la forma y las ganas de seguir a Cristo con una vida totalmente normal.

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