• A mucha gente que parece que lo tiene todo les faltaba Dios, y por eso estábamos ahí: para ayudarles a encontrar a ese Padre que les ama.
• A la gente del pueblo le encanta que pongamos nuestro grano de arena para dar el sentido que tiene la Semana Santa.
• El párroco siempre agradece de corazón que le ayudemos, porque muchas veces no puede ir a tantos pueblos y celebrar muchas misas y a tan larga distancia.

Ramón Tejada Collado tiene 17 años y estudia 2º de Bachillerato en Everest School Monteclaro. Ya ha estado en misiones en otras ocasiones, incluso en Misión Maya, en México. Actualmente es responsable del ECYD, la propuesta del Regnum Christi para los adolescentes, y forma parte de Yios. De estas misiones de Semana Santa, en las que estuvo especialmente dedicado a la animación con la música, guarda un momento muy especial: “En el momento en el que estábamos cantando en la Adoración del Jueves Santo, empezó a entrar muchísima gente que podrían haber salido de casa para ir de fiesta, pero aun así los misioneros de Juventud Misionera les invitaron, y entraron a rezar”.

¿Qué han tenido de particular estas misiones? ¿En qué han consistido?

En estas misiones, por las mañanas, trataban de dejar preparado Ontaneda para los campamentos de verano: pintábamos, fregábamos, movíamos muebles… Luego, por las tardes, íbamos a los pueblos cercanos a Comillas en los que, puerta por puerta, explicábamos a la gente en qué consiste la Semana Santa y les invitábamos a los oficios, adoraciones, etc.

Además, tuvimos actividades entre nosotros como la Adoración nocturna del Jueves Santo o alguna actividad de integración como irnos a la playa.

¿En qué otras necesidades os han pedido los párrocos que ayudéis?

Los párrocos nos han pedido organizar las misas, los oficios, procesiones… tanto en el animar a la gente a participar, como en leer las lecturas, cantar en las misas y ayudar al sacerdote durante las mismas.

¿Qué diferencia hay entre estas misiones y otras a las que has acudido?

Pues tiene mucha diferencia con otras misiones como puede ser las misiones Maya que organiza también el Regnum Christi. En las misiones Maya, en la selva de México, hace falta mucha ayuda material y evangelizadora desde cero. Y en estos pueblos de España, aunque también se necesita mucha labor evangelizadora, la gente normalmente está servida en lo material.

Pero muchas veces no nos damos cuenta de que la pobreza de espíritu y la material no van ligadas, y mucha gente que parecía que lo tenían todo les faltaba Dios, y por eso estábamos ahí para intentar ayudarles a encontrar a ese Padre que les ama.

¿Cómo os recibió la gente de la parroquia y de los lugares a donde ibais a misionar?

La gente, la verdad, que en estos pueblos es encantadora siempre y suele haber una señora mayor encargada de la iglesia, y esa es la que mejor nos recibe y nos trata siempre. Pero en general, a la gente del pueblo les encanta que vayamos y que pongamos nuestro grano de arena para dar a los pueblos el sentido y la alegría que tiene la Semana Santa.

¿Y el párroco?

El párroco siempre agradece de corazón que le ayudemos, porque muchas veces no puede solo ir a tantos pueblos y celebrar muchas misas y a tan larga distancia.

¿Qué es lo que más te ha impactado en esta experiencia misionera?

En estas misiones no he podido estar tan metido como en otras porque he estado tocando la guitarra en las misas y tenía que ensañar, pero aun así he podido tener algún momento increíble como el momento en el que estábamos cantando en la adoración del Jueves, en Comillas, y empezó a entrar muchísima gente que podrían haber salido de casa para ir de fiesta, pero aun así les invitaron a entrar y accedieron. Al ver eso, la verdad, que me regaló una sonrisa enorme.

Otra anécdota que me quedo es la salida de la Vigilia Pascual como todos los años cantando y ver la cara de felicidad de la gente de saber gracias a nuestra labor que Jesucristo también “ha resucitado” en sus pueblos.